El sexo y las cinco esquinas

Como afirma Mario Vargas Llosa con motivo de su última novela, Cinco esquinas, “Hay que tratar el sexo con naturalidad, ya hemos pasado por Freud y el psicoanálisis, por toda la cultura sexual de nuestro tiempo, que es rica y variada, y deberíamos estar informados de que en el sexo no existe una normalidad y anormalidad, que las fronteras se confunden y se borran y las posibilidades son infinitas…”.

¿Por qué precisamente utiliza el autor la normalidad y anormalidad del sexo? ¿Qué quiere decir exactamente con ello?  Yo no lo sé. Lo que sí sé es que apenas hay información ni cultura sexual, por mucho que aparentemente lo parezca. Como dice él, deberíamos estar informados, pero no es así. Es cierto que la publicidad, el cine, la moda, explotan continuamente el lado sexual. Cualquier empresa presenta su producto envuelto en un halo sexual casi siempre. Algo tiene el sexo muy potente en nosotros que en todo está presente, aunque de promocionar “fairy” se trate.

La sociedad actual está saturada de señales o símbolos sexuales. Éstos lo invaden todo. Pero no nos llevemos a engaño pretendiendo hacer ver que el sexo está ahí y que ya está introducido sólidamente en nuestra cultura. No es cierto. Me atrevo a decir que son solo las señales sexuales las que están ahí, no el sexo. Del mismo modo que do, re, mi…, do, re, mi… es un acorde musical pero no es música, ni siquiera una melodía.

Entonces, un escote, una minifalda, o los vestidos completamente transparentes que lucen últimamente las diosas de las alfombras rojas son esas señales a las que me refiero. Eso es ya natural. Está aceptado e invita a pensar en el sexo. Son el objeto de deseo.

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Marilyn Monroe, Marlene Dietrich, Rita Ora e Irina Shayk. (Poquita diferencia entre ayer y hoy).

¿En qué es rica y variada nuestra cultura sexual? No logro verlo. Aprendo mucho más de los ensayos del siglo pasado (Freud, Foucault, Apollinaire…), que de cualquier blog que intente hacer materia al respecto. Incluso la sección de «mi» preciada revista Jotdown dedicada a eros, repite y repite a los clásicos. La mayoría de los artículos que leo o son historicistas, es decir, están inundados de descripciones rimbombantes sobre los diferentes comportamientos sexuales de la Historia de la Humanidad, o, por el contrario, son instructivos de cómo preparar tu cuerpo para el placer anal… Pero del SEXO de verdad, que, en realidad está en nuestras cabecitas, muy poco se habla.

El sexo aún está escondido debajo de la tierra. No tengo idea de cómo será en el futuro pero, a día de hoy, todavía se le tiene un enorme miedo. Por supuesto que Freud dio un salto enorme y nos hizo ver que el sexo está detrás de todos nuestros trastornos y maneras de actuar. Pero el enorme civismo de la sociedad, incluso en nuestros niveles más íntimos de pareja, me hace pensar que solo en las tribus más primitivas, el sexo puede mostrarse en un sentido literal. Recuerdo un pasaje (que jamás voy a olvidar) de “El entenado”, grandísima novela de Juan José Saer. El argumento versa sobre un europeo atrapado por una tribu antropófaga en Río de la Plata. Deciden salvarlo durante muchos años. El protagonista relata cómo una vez al año y seducidos por unas hierbas alucinógenas, se montan un festín tan arcaico como libre de prejuicios. Solo entonces, se traspasan sin miedo los “límites” y tiene cabida cualquier acción sexual por espeluznante que nos parezca. Todos follan con todos, hombres, mujeres, niños…Lo hacen de una manera salvaje. Al día siguiente todo vuelve a la normalidad. Lo quise entender como un ritual para sanar, o salvar al hombre de su oscura identidad sexual. El autor parece querer decirnos que solo con una ceremonia anual de esas características, podremos transgredir, para intentar aceptar sin miedo lo que somos y, así, poder seguir viviendo más puros y con algo menos de angustia.

No puedo imaginarme que algo parecido pueda ocurrir en Occidente sin que haya consecuencias, como tampoco creo que podamos aceptar nunca el sexo con naturalidad. Y es que, quizás, el sexo pueda ser natural, pero solo en un primer grado. Hay una fina línea entre lo natural y lo no natural. Si no fuera así, no existiría, ni lo prohibido ni la transgresión.  Estoy de acuerdo con las palabras del filósofo, de que la transgresión no es la negación de lo prohibido,  sino que lo supera y lo completa.  Y yo añado que sin morder la manzana, no seríamos más que almas ingenuas y tontainas.

Mara Blixen.

 

3 comentarios sobre “El sexo y las cinco esquinas

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  1. Como me gustas, cuando te lanzas a escribir. Como me gustas cuando me excitas el cerebro.
    Claro que… Como me gustas cuando me excitas también…los ojos!!!
    No puedo agregar nada a tu reflexión. Solo puedo suscribir tus palabras.
    Cuando harás algo para mi blog?
    Como me gustaría una colaboración tuya!!!
    Mil besitos con sexo. Como, si no?

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  2. He mirado en la RAE, las diferentes definiciones que da de la palabra «proposición» ☺️
    Tras quedarme perplejo ante la definición que da sobre la «proposición indecente» (dice… Aquella que conlleva requerimientos sexuales u eroticos. Como si proponer robar o matar u otras muchas maldades, no fueran deshonestas..)
    Me gusta más la definición que da de la «proposición afirmativa». Aquella cuyo sujeto está contenido en la extensión del predicado.
    Así que te haré una proposición deshonesta afirmativa.
    Te propongo que tú, Mara Blixen, escribas algo sexual, erotico, incluso salvaje para publicarlo en mi blog.
    Si aceptas o si tienes alguna enmienda o idea mejor, envíamelo por mail.
    Mi blog ganara mucho con tus letras y porque no, con tus fotos.
    Mil besitos «deshonestos»

    Me gusta

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