Pulsión Mara.
Entra una luz distinta,
Los acordes de piano que suenan guían tu pecho en el bosque,
Tranquila, la bombilla no quema.
Pulsión Mara.
Entra una luz distinta,
Los acordes de piano que suenan guían tu pecho en el bosque,
Tranquila, la bombilla no quema.
Arte, fiesta, mi carta… Excitación.
Sofá, cinturones, estriptis… Alegría.
Luz, piano, quemazón… Transgresión.
Geisha (*), espejos, yo… Muerte.
Oro, lo que entrego cada noche pobre si sonríes a mis fisuras. Las repetidas e inaccesibles; las que adelantan al (m)alba. Sigue leyendo «Oro, incienso, mirra y bodis.»
Mara no acaba de dejarse deslumbrar por el brillo de la oscuridad. Es experta en congelar los pensamientos ante los primeros destellos de las tinieblas.
Pero algunas noches, sale al callejón y baila desnuda sin motivo aparente. Sigue leyendo «Mara no hace el amor.»
Bragas sin instrucciones de uso,
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Bragas blancas en el cajón, bragas nuevas, bragas de salón, bragas soprano, Sigue leyendo «Poema. 50.000 bragas.»
(*)
ME duele la garganta de contener la minga retorcida del albañil que ha salido por la puerta.
El pecho derecho de los huevos, uno, dos, diez, amontonados en mi boca. Sigue leyendo «Me duele el sexo; no llores si lees.»