Un fuego me roe
Y se ríe de mí.
Duele como siempre. Sigue leyendo «Sin protección, sin sexo, poemas de verano.»
Un fuego me roe
Y se ríe de mí.
Duele como siempre. Sigue leyendo «Sin protección, sin sexo, poemas de verano.»
Mareas negras surgen en la soledad de teclado; desobedeciendo al verano. Sigue leyendo «Sexo, Miami y tortugas.»
Primer mordisco golden y una tormenta voluptuosa afuera.
El olfato respingón que tengo hace que me levante de la hamaca espontáneamente y decida seguir leyendo en el dormitorio rosa. Sigue leyendo «El ruido se clava en mi coño…»
La tele es ruido feo y por este motivo la atizo, tal vez, dos veces al año. Cuando lo hago es por el mismo instinto resacoso que me obliga a devorar una repugnante hamburguesa de Mc Donald’s. Sigue leyendo «¿Hay sexo en First Dates?»
Doctor: Hola Mara. Antes de que entraras y revisando tu expediente me he dado cuenta de que llevas casi tres años sin venir. No vendrás a que te ponga a régimen porque… ¡estás realmente guapa! Sigue leyendo «Entretenimientos con Mara»
Dicen que solo los buenos escritores pueden hacer más de un libro.
Dicen que la creatividad nace de la desesperanza.
Y que los cortes alivian al triste. Sigue leyendo «Una braga de encaje sin romper.»
Los muertos vienen vestidos de azul y Antígona viste de pena; y la baila Manuela.
He visto bailar a Manuela Carrasco en el último show de Rafael Amargo en Madrid; hace unos días. Esos quince minutos últimos de la bailaora, han valido la espera de más de dos horas de un espectáculo a ratos digno, a ratos… Sigue leyendo «Coqueteo y pena; Manuela.»
Tengo la casa llena de libros. Varios rincones de las cinco esquinas que estructuran mi loft inglés con pulcritud se atiborran, por un lado, de los americanos “pedantes” (leer post anterior), de Pombó, Marías y Daniel Alarcón entre los hispanos vivos (aunque el primero murió de un ataque al corazón). Sigue leyendo «Mi selfie, Mi sexo y Mis ex-soldados…»
La pureza bebe del aire…, de mi aire contaminado, de tus lenguas usadas. Pip buscó y buscó a su padre… Sigue leyendo «Mono blanco y pureza.»
Ya son varios blogs de actualidad los que me han pedido que colabore escribiendo para ellos semanalmente. Hasta hoy lo he rechazado. Por supuesto que me gustaría porque haciéndolo, se abre otra vía para que se conozca mi vida literaria. Sigue leyendo «Mi caprichoso Placer Oral.»
He estado pensando durante un chispeante rato que frase de tu declaración de amor o deseo, elegía para darle título a este post, El resultado ya es obvio pero se han quedado casi en la meta: Sigue leyendo «#vicio 02. La SEÑORA duerme, dejando paso a la PUTA.»
Sosegada una tarde de domingo de lecturas puedo leer por la red algo así:
…, una piscina nudista, un tren de la bruja con paradas dedicadas a distintas posturas del Kamasutra, Sigue leyendo «Autos de choque en el nuevo SEX-land de Brasil.»
Os dejo un pasaje de «Pulse Mara» con recuerdos de Japón, país presente en toda la novela y que espero conocer algún día.
Mara.
<<…>>—Por hoy ya he tenido suficiente. Ya no bailo más —.
Cogiste una pieza de sashimi y me la diste de comer.
Luego te di un beso.
Te levantaste de nuevo y te sentaste en el sillón junto al mío.
Seguimos hablando. Me acuerdo también del momento cuando te contaba cómo los japoneses comen unos pulpos minúsculos, aún vivos. Yo me metía las manos en la boca para explicarte cómo era la sensación y tú me mirabas impaciente por saber más. Las patas, poco a poco, van pegándose a tu dentadura. Te decía metiéndome las manos entre los dientes para explicártelo mejor. Al principio tienes una percepción algo extraña pero te va seduciendo cada vez más. Me dijiste que te parecía muy sofisticado. —Lo es —te contesté.
Después recuerdo levantarme, coger la botella de grand cru que traje y acercarme a ti. Estabas hermosa con esa falda lisa rosa y, por supuesto, con el sujetador de perlas que compraste. ¡Cómo alzaba tu pecho grande que tanto me excita! Comencé a ponerme muy muy cachondo. Quería follarte de nuevo. Quería comerte entera. Me arrodillé junto a ti. Te abrí un poco las piernas y ofreciéndote la botella de champán te dije —Échate el líquido por encima. Quiero beberte, lamerte, saciarme de ti —. Solo recordar cómo corría el licor por tu piel tersa y luminosa ha hecho que se me ponga muy dura. Empecé a lamerte. Primero los pies. Fui subiendo por las rodillas, la parte interior de los muslos. Podía sentir cómo te ibas encrespando. Echaste la cabeza hacia atrás dejando caer la melena por la parte posterior del sillón. Podía oler ya el sabor de tu coño. Llegué hasta las ingles. Tú suspirabas, gemías. Cada vez más fuerte. Por fin alcancé tu preciada vulva. La mezcla del champán y los líquidos que empezaban a fluir de tu vagina me hicieron enloquecer y empecé a beber tu coño. Te metía la lengua hasta donde podía. Metí una mano por debajo del sujetador para pellizcar tus pezones. Tú me agarrabas la cabeza empujando hacia tus entrañas. —Más, Claudio, más —me decías. —Sigue. Cómeme. Cómeme. Fóllame —. Me echaste el champán por la espalda. Sentí un frescor embriagador. —Me encanta, cabrón —empezaste a gritar. —Más. Así, joder…. Me voy a correr. Cabrón. Cómeme entera. Hijo de puta —. Ya estabas completamente entregada al sexo. Yo estaba enfermo de deseo. Quería follarte. Quería que nos corriéramos a la vez. Mi polla estaba muy dura y sentía cómo subía el semen.
—Ay Mara. Te voy a follar como nunca te ha follado ningún cabrón —te dije. Y te levanté del sillón. Te eché sobre la mesa de comedor. Me tumbé sobre ti y te la metí de un golpe. Empujé y empujé. Cada vez más fuerte, más duro. Estaba poseído por la danza de la noche. —Aggg, argg… —bramaba. Embrujado por tu cuerpo, por tus perlas, por tu coño de puta. No quería parar. —Aggg ¿Te gusta que te follen así? ¿Quieres más? —te preguntaba. —Sí mamón. Quiero mássssss. Cómeme. Jódeme. Rómpeme… —.
Te jodí…
Te follé…
Te rompí…
Seguimos toda la noche follando y recuerdo la sensualidad del último polvo en tu habitación. ¡Cómo estábamos los dos pegados, tumbados de lado agotados! Yo te mordía suavemente el lóbulo de la oreja y te follaba muy muy lentamente. Tú seguías el ritmo pausado que yo marcaba agarrando mis piernas fuertemente como para sentirme más y más y de vez en cuando girabas levemente tu cabeza para que te diera un beso. Nunca olvidaré ningún polvo pero ese fue el más especial, Mara…
¡Cuánto anhelo volver a vivirte! Espero que sea pronto.
Te toca cuidarte mucho. Decirte que aquí me tienes cuando quieras…
Claudio.
…
Él: Cuéntame, Mara, entre tú y yo, ¿cómo fue esa sesión de fotos? ¿Qué pensaste e hiciste sobre esa cama para exhibirte casi desnuda en Instagram?
….
Él: (una semana después).
Cuéntame, Mara, me tienes con la miel en los labios. ¿Ya no quieres jugar?
Yo (Mara): Cada olor dulce, amargo, ácido, salado, que leo en tus emails, hacen que yo misma desee recorrer los poros de mi cuerpo (de coño a pecho) despacio y en silencio para ti. Pero públicamente, hasta que adivine si eres capaz de absorber (de adivinar) mi sabor exterior velado por la literatura escrita en blanco y con censura. Y es que sé que aunque lo niegues, te asusta ver la carne marrón por dos, con olor a pezón. Eres incapaz de tocarla (*). Lo sé. En mi cama solo pensé en la posibilidad de que te excites al verme meter un dedito, y otro, por los encajes limpios de mi braga… Así, mira…, mis manos deshaciéndose de la camisa blanca de algodón hacia el cielo …, volviéndose un sabueso cachondo… Continúa cabrón…, ven…, ¡empieza a tocarme!
Y sigue escribiéndo, continua preguntando y mañana volveré a darte los buenos días (IG) en satén, cada vez más desnuda…, quizás…, o eso creo…
Mara Blixen.
(*). (con lo que a mí me gusta)
Una habitación demasiado grande sin escalones, donde los pomos de las puertas, más bajos de lo habitual, me hacen dar cuenta de que es para minusválidos. Y es que no queda alojamiento en una Italia pletórica de sol, más gafa de pasta de lo políticamente original, algo de experimento y mucho arte inacabado…, como a veces parezco sentirme yo…
Exactamente inacabada, así puedo llegar a sentirme hoy. Desde luego, ya no soy una niña pero me siento como si aún estuviera modelándome entre las pantallas frías que se deslizan veloces al son de Bennet. No pueden tocarse y yo intento pasar tímida entre los barrotes que forman esos screens gigantes y es que quiero terminar de averiguar quién soy. Pero los hierros son infinitos y bailan casi mejor que yo.
A veces, al levantar un pie, veo flashes seleccionados de mi pasado, de antes de ayer pero también de hace muchos años. Los más grandes me asustan, dibujan museos de miedo y trauma. En casi todos ellos la luz del sol que capturó el fotógrafo, forma la imagen fija enmarcada en mi memoria. Y a veces a esa luz del cuadro atirantado entre las barras gélidas, se añade la que se cuela torrencialmente desde la cubierta acristalada de vidrio. La mezcla de resplandores hace que me tambalee. Antes de caer, atisbo al fondo una posible salida. Salto.
Pero aparezco en otra sala. Es oscura y, sin saber por qué, siento vértigo. En ese momento la psicosis se apropia de mi vagina cuando veo aparecer en pantallazos de ordenadores muy viejos algunos de los hombres de mi pasado (de mi vida). Hablan todo el rato y se ceden la palabra entre ellos. Tengo la sensación de que se conocen. Sobre una caja de cartón oigo decir a Oscar: — Mara, Mara, ¿me recuerdas? Todos quieren intervenir y hacerme un warning. —¡Como sigas por ahí, te quedarás sola! —dice Luis. Alfredo me sonríe y repite que echa de menos mis risas… Boris aún no entiende por qué lo nuestro terminó, y Basil se arrepiente de no quedarse conmigo en Madrid… Todavía escucho a más y veo caras viejas, muy cambiadas. Tom me enseña cómplice la foto que me hizo desnuda y que fue portada en su exposición del MOMA… Karl me pide perdón por robar algunas de mis historias. Mompati me mira con esos ojos inundados en el Okavango… De algunos apenas recuerdo el nombre. Esos me miran serios, quieren castigarme. Empiezo a asustarme un poco y doy pasos largos mirando solo de reojo. — ¿Qué está pasando aquí? —me pregunto inquieta. Pienso si, en realidad, estarán todos muertos. Me mareo. Sus barbas me quieren dar alcance y siento una ligera náusea. Mientras corro hacia la siguiente sala puedo reconocer la voz del sádico de Juan bramando que quiere volver a follarse mi culo… No quiero oír más, ¡no puedo oír más! — ¡Dejadme en paz! —grito. Pero no pueden oírme porque esas palabras se quedan en mis labios. Soy incapaz de retarles.
Decido irme de una vez. Por fin consigo alcanzar la siguiente sala. Ya solo oigo ruido de fondo. En esta nueva habitación sigo viendo barrotes, aunque ya no cuelgan como guillotinas. Se apilan en estructuras formando cajas y advierto de nuevo flashes, aunque esta vez no reconozco las historias de su interior. ¿Acaso será mi futuro?
La sola idea de tenerlo delante de mí me estrangula el pensamiento y acelero firme hacia una puerta grande galvanizada que intuyo es la salida. Vuelvo la manivela pero no se abre. La aporreo, me quiero ir de una puta vez. A mis golpes, la hoja suena fuerte pero sigue sin abrirse. Estoy sola y nadie va a oirme. Sigo dando golpes durante unos minutos que ya son eternos. Caigo rendida esperando a que alguien venga a abrir la maldita puerta, y es que no pienso volver por la sala oscura… Entonces oigo desde muy lejos, fuera, alguien silbando la melodía de Lookin’ for the light of a new love… Me tranquilizo y es que reconozco la canción. Pero el silbo no parece querer venir a rescatarme porque cada vez se escucha menos.
To brighten up the night, I have you love
…
No oigo nada más.
…
Voy a tener que bailar sola en la oscuridad del pabellón porque Tony Bennett me ha abandonado fuera, en el jardín de Venecia.
Mara Blixen.
(La canción de Tonny Bennett se titula Dancing in the dark).
Un striptease, estriptis o estriptís1 (del inglés strip (desnudar) + tease (engañar), baile sensual),
es lo primero que dice SexyPEDIA cuando buceo en google, y es lo último interesante que puedo leer, eso y descargarme para el blog la foto de la adelantada y erótica Mata Hari. Aunque hablo inglés, no había hecho la conexión de que la segunda parte de esta palabra (algo cursi si escuchas con atención), es un engaño.
(Strip-TEASE suena como a tis, tea, tit, ti, titi, el piti que se fumaba mamá, y es que todo aquello que acaba en i es muy inglis…y cursiX, que no sexy(i))…, o sexy(i)X!
Inmediatamente me pregunto por qué es un engaño. Sigo leyendo. Rápido te das cuenta de que lo del engaño debe suponerlo solo aquel que crea que lo que va a terminar viendo es lo que “la chica” no enseña cuando aparece en el stage envuelta en oro y sal. Lo curioso es que nadie desea verlo en realidad, y siempre vas a preferir que me quede con las telas envolviendo mis pezones redondos, duros… Entonces es cuando la palabra cobra sentido. Porque cuando has deseado más de mí, quizás yo te he llevado al engaño…
Al engaño de creer que me conseguías, de pensar que ya era tu antojito, de hacerte sentir cómo podrías follarme o poseerme, romperme hasta el dolor… Más, más allá, allí donde tu esencia se corrompe para siempre, desoyendo la barrera de la intimidad.
Y cuando crees que lo has conseguido después de un sudado feo, y aún con el sufrimiento que provoca el miedo por acercarte, tu chica (la que ya creías solo para ti) tira la última tela roja al bobo que siempre bebe agua, y se le siente aburrido escondido desde hace meses, casi años, en el espejo negro de salida.
Y te vuelvo a hacer un striptease cuando lo pidas, y será nuestro striptease bobo…
Mara BLixen.
Yo invoco a mi estómago para que exista sobre tu short azul, cantando puro por el silencio del tacón rojo de charol.
Poesía para que me ames…
Mara.
Un segundo de sentimientos multi-fórmicos me han retratado en el momento final.
Me he sentido neurótica, inquieta, reprimida, triste, enfadada y finalmente, “bipolar”, después de disfrutar, hace unos días en el Real, de Parsifal, una de las óperas más enigmáticas de Wagner.
Después de experimentar cómo un hilo fuerte e invisible me conectaba con Kundry, el personaje femenino principal que intenta seducir al puro Parsifal, me hago una pregunta. ¿Acaso no todas las mujeres somos algo bipolares?
Mejor dicho, en un mundo construido por los hombres donde el sexo es pecado, para destacar entre otras “ninfas” (las comillas expresan mofa), ¿se debe cumplir con la doble representación arquetípica de los dos opuestos femeninos, eros, caritas? En la Historia del Occidente religioso, son tantas las representaciones en música, ballet, cine, literatura…, donde la cosificación de la mujer se representa como un binomio de sometimiento, (Kundry penitente), y rebeldía, (Kundry puta), que entiendo cuando Freud nos trató de seres insatisfechos y alienados.
Kundry, por un lado es una venus del placer; es una hechicera que encarna las fantasías reprimidas de los hombres. Pero no lo hace por voluntad. Está maldecida por el mago Klingsor, que utiliza su belleza irresistible para, a través de ella, dominar a los caballeros del Santo Grial. Por lo tanto, no es una diosa, es una puta. Pero aparece en escena Parsifal que será quien la libere, resistiéndose a sus encantos. De este modo, al final del acto II, se levanta la maldición de Klingsor y Kundry es libre. A partir de este momento Kundry se convierte en un alma boba, insegura y penintente. Aunque, en un principio, la soprano no me convenció (su físico no estaba a la altura de la fuerte personalidad del libreto), cuando la sentí vulnerable, callada y arrastrada por la culpa en el stage, me emocioné de tal modo que la ópera entera, de cinco horas de duración, me conquistó.
Casi cien años después de Freud y aunque Wagner sea incluso anterior, al salir del Teatro Real, en conversación animosa con mi pareja “masculina”, concluimos que Kundry es tan real como contemporánea. Lo que seduce enormemente a un hombre es la mezcla de las dos Kundrys, la ternura y delicadeza versus el arrojo, la pasión y el pecado.
¿Qué mujer se atreve a identificarse con Kundry? Yo lo admito. ¿Por qué no confesar que a veces me siento como ella? Lo que no tengo tan claro es que este sentimiento (o percepción de mi misma) sea fruto de la tradición o, es algo más profundo y fundamental. ¿Quizás está escrito en nuestros genes?
Mara Blixen.
<< Fuerte es la magia del que desea, pero aún más fuerte es la del que renuncia.>>
(Borrador en prosa de Parsifal,1865).
Ver extracto de la ópera de Wagner, cuando Kundry seduce a Parsifal.
Hablemos de sexo. Mucho mejor, hablemos de la gala del Metropolitan que se celebró ayer noche en Nueva York. Algunos no sabréis de que va. No importa, aunque es el acontecimiento del año en la moda. La todo poderosa editora jefe de VOGUE, Anna Wintour (Valle, te envío un guiño), elige la temática, este año muy futurista y decide quién va y quién no. Más de una vez debe llamar la atención al sin fin de horteras que pueblan el mundo, amenazando de que no volverán a ser invitados. ¿Cómo habrá sido la reprimenda en el baño de la elegantísima Anna a Lady Gaga (*)?
No tengo mucho tiempo, pero de todas las que desfilaron por la red carpet me quedo con “dos y dos”, que me llamaron la atención. Las dos primeras quisieron parecer sexies y consiguieron lo contrario. Dígase, mi respetadísima Madonna y la rapera Nicki Minaj con un Moschino muyyyy raro. Me parece que faltaba mucha tela alrededor de esos dos culos apretados.
Las dos segundas pisaron fuerte con un modelo que parecía que habían nacido pegadas a él. No enseñaban nada, no había transparencia alguna, pero tenían un sex appeal… Ellas son la “influencer” (no sé si se utiliza esta palabra en moda), Alexa Chung ,y la modelo Edie Campbell, que me pareció, sin duda alguna, la mejor. Su “dos piezas” no era nada fácil. Además, un estampado, por discreto que este sea, siempre es muy arriesgado. Alexa Chung sabemos que siempre está perfecta. Así que Edie, por mucho que te atrincheraras sellada a Mario Testino, te mereces un puesto en la portada del VOGUE.
Mención aparte merece Kendall Jenner, la jovencísima modelo del clan Kardashian. Aún le falta personalidad pero desprende algo que seduce mucho. Es tierna pero, tengo la sensación de que detrás de esas telas mínimas que suele llevar, hay un fuego fuerte latiendo…
Mara Blixen.
Curiosidades:
La Gala del Met o la Costume Institute Gala es un evento benéfico que da inicio a la exposición de moda anual del Instituto del Vestido del Museo de arte metropolitano de la ciudad de Nueva York. Los fondos recaudados en la gala constituyen todo el presupuesto anual de Instituto del Vestido y, según se informa, en 2010 alcanzaron los 9 millones de dólares.
(*). La imagen destacada de la entrada es Lady Gaga a su llegada a la red carpet.
Y no lo digo yo. Que el origen de la palabra Jazz está en el sexo. Es el mismo acto sexual. Nació entre putas y hoy se escucha entre damas. Y eso me gusta. Y, ¿por qué me gusta?
Antes de contestar, tengo que decir que el jazz me conquistó casi de niña, cuando vi la primera orquesta llena de negros, aguantando objetos dorados, en una de las pelis antiguas que solía poner papá. Ni siquiera él sabía que aquella música animal era Jazz. En mi casa siempre sonaba Mozart o la histriónica guitarra eléctrica de mi hermano mayor.
Si ayer se celebraba el día Mundial de la danza, hoy se hace lo propio con el Jazz. Se ha debido poner otra vez de moda porque hasta la primera dama de Estados Unidos lo ha celebrado bailando un swing.
Quizás la mujer del Presidente no sepa que aunque el swing sea un tipo de baile con ritmos de jazz, su origen está en el sexo. Hoy en día se sigue utilizando al referirnos al intercambio de parejas (swingers)… Si no has escuchado muchos blues quizás no conozcas que Jelly Roll es una expresión que aparece en innumerables canciones, refiriéndose unas veces a los coños, otras al semen…, y así, unos cuantas cosas más.
Se sabe que Billie Holiday ejerció la prostitución en los mismos clubs que cantaba. ¿Hoy en día alguien se imagina a la rubísima Diane Krall triunfando con un cv así? La respuesta es NO, y quizás me confunda, pero creo que hay todavía más tabú en el sexo que a principios del siglo pasado.
Insisto en que no puedo entenderlo.
Ayer leía una crítica sobre la aparición de la bella y afamada escritora, Zadie Smith en una campaña de publicidad de una firma de moda. ¡Me pareció tan estúpido que la acusaran de superficial! La Ética y la Moral se metieron en medio. Exabruptos o espasmos como “¡Una intelectual posando para el mundo entero con un vestido caro”! Sinceramente, PA-TÉ-TI-CO. Se la debe juzgar por su calidad literaria, y si sus libros son buenos, ¿qué más da si se llena el bolsillo con una foto porque, además de escribir bien, es guapa?
<< Me gusta la naturalidad con la que hablas de ti, de tus sensaciones y tus deseos, de eso que todas las mujeres sentís pero la mayoría oculta y se ruborizan al hablar de sexo. Estoy totalmente de acuerdo contigo en que sigue pareciendo un tema tabú, del que no se habla con naturalidad. Por eso me gusta leerte, y me convierto desde ya en seguidor tuyo>>.
Esta cita es un extracto de un email que recibí ayer felicitándome por mi blog. Claro y halagador. Te doy las gracias J.A. Pero también tengo detractores. Y lo que es más evidente, por supuesto los tengo que buscan mi jazz, mi carne. Aprovecho estas líneas y a esos les digo que ya la tienen, que disfruten del sexo que les doy en cada una de mis líneas, de mis fotografías y de mis opiniones. ¡Soy deliciosamente vuestra!
Scott Fitzgerald escribió que el jazz, en el camino hacia la respetabilidad, fue primero sexo, luego baile y luego música. Pues yo con descaro digo que soy todo ello a la vez.
¡Soy sexo, soy baile, soy literatura!
Mara Blixen.
Hoy es el Día Mundial de la Danza y yo bailo en silencio.
No necesito la música. Está en mi cabeza. La danza es una de mis pasiones. Diría que es mi vocación. Es más, me atrevo a gritar que únicamente con el baile conecto con mi yo Lacaniano, con mi esencia… Solo al bailar puedo ver a la verdadera Mara, me encuentro con ella y me cae bien.
Y ahora, dejo de escribir, me levanto de la silla, me alzo unos tacones negros y me entrego a LA DANZA. Lo hago bailando para ti.
Pd. Hoy debéis bailar. Para él o para ella, o para ti mismo, pero ¡Bailad!
Mara Blixen.
Os dejo una capsulita del diccionario.
La erótica es un término colectivo de raíces griegas y latinas (nominativo plural de erotikon, εροτικον, y de eroticum y carente por tanto de plural él mismo) con el que se ha designado al conjunto de objetos relacionados de alguna manera (en general representativa) con la pasión amorosa humana, especialmente cuando está enfocada hacia sus aspectos físicos y sensuales. Como sustantivo erótica abarca pues todos los objetos calificados de eróticos. Y resulta que, a lo largo de la historia, eso ha sucedido con las cosas más diversas: chascarrillos, coplas, bailes, poemas, vasijas, estatuas, dibujos, pinturas, medallones, libros, novelas, exvotos, fotografías, películas y casi cualquier cosa imaginable ha podido ser y ha sido incluida en el grupo. El campo abarcado es pues inmenso.
(Extracto de wikipedia).
Leyendo este artículo sobre tetas, me ha parecido interesante compartirlo porque a veces nos olvidamos que a las mujeres nos deleita que el hombre vuelque todo su erotismo en el arte de alzar la sexualidad del pecho…
La caricia lenta, el mordisquito, y el viaje sinuoso con la lengua por toda su superficie hasta alcanzar el pezón (y ensimismarse en él de infinitas maneras…), es una de nuestras demandas silenciosas…
Por cierto, ¿habías oido hablar del orgasmo de pezón?
Mara Blixen.
Mis pechos hablan serpenteando entre espejos…, en una tarde solitaria y casi ruidosa de viernes…, en otro reglado fin de semana más, ¿Cuántos más? ¿Cuántos llevo vividos? Y, ¿Cuántos quedarán?…, ¿Quién coño me preguntó si los quería vivir? ¿Una madre que olvidó que éramos dos cuando nació mi hermano gemelo? ¿Un padre que se largó sin decirme si quiera adiós?
Así me despierto de la siesta del comienzo de un fin de semana muy “lady blue”. Seré breve porque me incorporo cansada de escribir en mis pestañas… (Solo un artista podría fotografiar mi última frase).
Tras el disparo, ahora soy capaz de haceros notar la sutileza del papel limpio que confunde al fotógrafo cada vez que pretende destacar el monte de venus de una mujer frente al vals del piano. Mi repetitivo triángulo se despereza entre las culebras de su biombo. Y aún no conozco al retratista…
Mi noche de más se suma a la vida, porque, de la caverna de la sala oscura de contrastes surge un trazo bonito, pinta de azul a los muchachos… Y es que la belleza es la hostia nívea que nos remide del pecado. Su búsqueda, la búsqueda que hago de ella follando obsesivamente es lo único que me hace estar clavada al suelo y no morir.
Admiro la cajita mágica que envuelve cualquier fotografía sublime. Yo soy solo una escritora deprimente (pero alegre por genética), quizás por el temor a no alcanzar nunca la belleza de la que siempre hablo…, o la fama. O a no creérmelo… A fracasar, cuando simulo en el tejado, ser la fea Coco Chanel, la flaca que ese tonto admiró antes de que alcanzara el éxito de manera natural. Cuando leo sobre ella, me pregunto si, antes de conseguir la fama, también fue admirada por su personalidad. Es posible que esta reflexión esté anticuada hoy, pero, ¿cuándo empezó a ser importante la fama? ¿Llenaba Coco los lugares por su estela de adolescente? Entiende lo que trato de decir.
…
Me gustan las fresas, pero también me gusta no ser nadie.
¿No es esa la cota más alta de la verdad?
….
Perdón, ¿No es esa la cota más alta de la vanidad?
Mara Blixen.
Y llega el aviso de tu muerte. Por fin. No soportaba más la presencia de la puta Decadencia riéndose de ti, y de todos nosotros cada vez que, con sus zancadas negras parsimoniosas, te clavaba la aguja.
Pocas veces enciendo el tocadiscos que me regaló papá. Mozart, y su Lacrimosa requieren respeto. Así que paro de llorar y dejo caer la aguja, una aguja limpia, y aunque punzante, muy diferente a la que impulsa la Muerte. Este es mi pequeño rezo ateo para despedirte, Gran danzón.
Cierro los ojos y escucho la marcha. Puedo dibujar sombras oscuras flotando como una corona sobre mi coleta. Quizás solo sea un rodeo y estén de paso para asentarse en otra cama, o quizás las estoy oliendo porque la siguiente soy yo. Hoy, cada vez que una bandada de pajaritos pequeños levanta el vuelo en Madrid, continuo viendo esa carita sonriente de niño que, sin embargo, escondía en secreto desde el vientre una dermis podrida. Ya han pasado cinco años…
Aunque los pájaros rara vez vuelan de noche, acaba de expandir las alas en el patio quieto de casa uno grande. He decidido que seas tú, Álex. Les diré a esas dos criaturitas que dejas ya cortadas para siempre, que busquen alto…
Y de flamenco y del nacimiento de los dioses también quiero hablar hoy. Del flamenco porque ninguna expresión artística ha sabido expresar mejor el canto de la muerte. A cualquier seguiriya la colma su desnudez, la ausencia de retórica. Su cante triste repleto de sexo jamás confeso, lo hace místico.
Álex, me despido sin parar de bailar en cualquiera de esas fiestas locas que organizabas. Nadie se atrevía a poner fin hasta que uno alzaba la última botella, buscando a quien bautizar como el dios del nuevo día. Te digo adiós de una manera original. Regalándote este vals de José Hierro que canta jondo algo así:
<<Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría no podrá morir nunca>>.
Mara Blixen.
Mi abrigo rojo,
rojo intenso, de lana y largo hasta la rodilla. Así es mi querido abrigo rojo.
Lo uso dos veces al año. Cuando empieza el otoño y a punto de irse el invierno, y lo hago porque abriga pero no ahoga. Me gusta porque es ligero como yo, cobija al auxilio, como yo, y es suave al tacto, casi como yo.
Y es que cuido mi piel con mimo. Después de hacerla respirar corriendo por las calles del barrio, la ofrezco largos baños calientes, la limpio con exfoliantes que compro en Kiehl´s, la unto, extendiendo cremas aceitosas que me traigo de una tiendita escondida del viejo Londres…
Y entonces da comienzo el ritual “rouge”.
Música sensual suena ya a lo lejos. Me acerco al armario de lencería y escojo una braguita blanca, o color carne mejor, de algodón y sin encajes, de esas de día. Va a ser mi único atuendo. Eso, y por supuesto, mi abrigo. ¡Ah! Se me olvidaba. ¿Cómo iba a brindarme al despertar sin mis zapatos negros de charol?
Move on, waiting for that change of season, Oh the winter’s been so long…
Y comienzo a bailar por el largo salón de mi casa con esta canción dulce de George Michael, y es que llega la primavera, mi abrigo se desempolva revoloteando libre alrededor de mis piernas desnudas, acaricia mi culito, mis pechos, y envuelve mis brazos. Y es que danzo a pasitos coquetos, concisos, aunque cada vez menos tímidos… Mis tacones ya se van dejando llevar sin temor por los ángeles, giran sobre sí mismos, se hablan, se intercambian algunas melodías…
Y cuando voy metiendo los deditos por los límites de la única tela prieta que se ciñe a mi cuerpo es porque ya siento el ardor que lentamente recorre mi piel blanca. Mis pezones se endurecen deseosos de un amor caliente y mi braguita terminará por resbalar entre los charoles de aguja…
Pero esta noche es solo para mí. Algunos celebran el cambio de estación con nuevos colores. En Japón, lo hacen anunciando el florecimiento de los cerezos. Es muy popular hacer un picnic (Hanami) en los parques. Tanto es el fervor por el rosa en flor, que en ocasiones la fiesta continua hasta bien profunda la noche.
Pero yo prefiero hacerlo sola, en casa, desnuda bajo mi manto rojo. Dos veces cada año desde que tengo veinte. Desde que aprendí a tocarme venciendo mi pudor, cediendo a los límites impuestos quién sabe por qué. Sigo y sigo hasta que mi vulva destella…, hasta que termina la canción que dice así:
I’m gonna be lucky in love someday…
Mara Blixen.
Como afirma Mario Vargas Llosa con motivo de su última novela, Cinco esquinas, “Hay que tratar el sexo con naturalidad, ya hemos pasado por Freud y el psicoanálisis, por toda la cultura sexual de nuestro tiempo, que es rica y variada, y deberíamos estar informados de que en el sexo no existe una normalidad y anormalidad, que las fronteras se confunden y se borran y las posibilidades son infinitas…”.
¿Por qué precisamente utiliza el autor la normalidad y anormalidad del sexo? ¿Qué quiere decir exactamente con ello? Yo no lo sé. Lo que sí sé es que apenas hay información ni cultura sexual, por mucho que aparentemente lo parezca. Como dice él, deberíamos estar informados, pero no es así. Es cierto que la publicidad, el cine, la moda, explotan continuamente el lado sexual. Cualquier empresa presenta su producto envuelto en un halo sexual casi siempre. Algo tiene el sexo muy potente en nosotros que en todo está presente, aunque de promocionar “fairy” se trate.
La sociedad actual está saturada de señales o símbolos sexuales. Éstos lo invaden todo. Pero no nos llevemos a engaño pretendiendo hacer ver que el sexo está ahí y que ya está introducido sólidamente en nuestra cultura. No es cierto. Me atrevo a decir que son solo las señales sexuales las que están ahí, no el sexo. Del mismo modo que do, re, mi…, do, re, mi… es un acorde musical pero no es música, ni siquiera una melodía.
Entonces, un escote, una minifalda, o los vestidos completamente transparentes que lucen últimamente las diosas de las alfombras rojas son esas señales a las que me refiero. Eso es ya natural. Está aceptado e invita a pensar en el sexo. Son el objeto de deseo.
¿En qué es rica y variada nuestra cultura sexual? No logro verlo. Aprendo mucho más de los ensayos del siglo pasado (Freud, Foucault, Apollinaire…), que de cualquier blog que intente hacer materia al respecto. Incluso la sección de «mi» preciada revista Jotdown dedicada a eros, repite y repite a los clásicos. La mayoría de los artículos que leo o son historicistas, es decir, están inundados de descripciones rimbombantes sobre los diferentes comportamientos sexuales de la Historia de la Humanidad, o, por el contrario, son instructivos de cómo preparar tu cuerpo para el placer anal… Pero del SEXO de verdad, que, en realidad está en nuestras cabecitas, muy poco se habla.
El sexo aún está escondido debajo de la tierra. No tengo idea de cómo será en el futuro pero, a día de hoy, todavía se le tiene un enorme miedo. Por supuesto que Freud dio un salto enorme y nos hizo ver que el sexo está detrás de todos nuestros trastornos y maneras de actuar. Pero el enorme civismo de la sociedad, incluso en nuestros niveles más íntimos de pareja, me hace pensar que solo en las tribus más primitivas, el sexo puede mostrarse en un sentido literal. Recuerdo un pasaje (que jamás voy a olvidar) de “El entenado”, grandísima novela de Juan José Saer. El argumento versa sobre un europeo atrapado por una tribu antropófaga en Río de la Plata. Deciden salvarlo durante muchos años. El protagonista relata cómo una vez al año y seducidos por unas hierbas alucinógenas, se montan un festín tan arcaico como libre de prejuicios. Solo entonces, se traspasan sin miedo los “límites” y tiene cabida cualquier acción sexual por espeluznante que nos parezca. Todos follan con todos, hombres, mujeres, niños…Lo hacen de una manera salvaje. Al día siguiente todo vuelve a la normalidad. Lo quise entender como un ritual para sanar, o salvar al hombre de su oscura identidad sexual. El autor parece querer decirnos que solo con una ceremonia anual de esas características, podremos transgredir, para intentar aceptar sin miedo lo que somos y, así, poder seguir viviendo más puros y con algo menos de angustia.
No puedo imaginarme que algo parecido pueda ocurrir en Occidente sin que haya consecuencias, como tampoco creo que podamos aceptar nunca el sexo con naturalidad. Y es que, quizás, el sexo pueda ser natural, pero solo en un primer grado. Hay una fina línea entre lo natural y lo no natural. Si no fuera así, no existiría, ni lo prohibido ni la transgresión. Estoy de acuerdo con las palabras del filósofo, de que la transgresión no es la negación de lo prohibido, sino que lo supera y lo completa. Y yo añado que sin morder la manzana, no seríamos más que almas ingenuas y tontainas.
Mara Blixen.
Let me alone!, o ¡déjame en paz!, escribo este ensayo a modo de rap. Y no te pierdas en el móvil mientras esperas mi respuesta porque no la habrá. Precisamente porque sé que es lo que anhelas… Y todo porque este presente extremo te tiene absorbido, ¿sí o no? Ya contesto yo. Sí, y más de lo que eres capaz, ¡tonto! ¡Pero si ese del costado es mucho más interesante que Pablo Android! Su nombre indica su total imbecilidad. Andro-ID! ID, ID, ID-iooooota… ¿No lo ves aún? Entonces, ¿por qué te sientes empequeñecer si no te compras un mac o una galaxia gravitacional? Más rap. Steve Jobs en doscientos años no será más que la vena azul que nunca tuve por mucho que intentara convencer la otra noche en la cena del Viso, de que ostento un placentero y slowly Ducado. Quizás en trescientos años más, ya no utilicemos el móvil o, mejor aún, ¡nosotros seremos el móvil! O quizás, solo quizás, tendremos sexo intranético, es decir, unipersonal; osea, sin nadie. No necesitaremos a naaaa-di-e. ¿O sí? ¿Ganará lo individual o lo colectivo? Esa es la gran pregunta del siglo, o eso defienden los «tres mosqueteros»… Si gana lo individual, entonces el sexo si será intranético, como decía… Eso sí, previo pago y acabando por fin con la prostitución. Intentaré explicar por qué. Definiremos el sexo que queramos en cada momento, tan solo con nuestra valiosa imaginación. A veces será largo, otras en pareja, quizás algunos dibujen en su database una orgía romana… Será tan a gusto nuestro que, me atrevo a postular que el homo sapiens aún no ha descubierto las cotas más elevadas del erotismo…
Tú tienes el poder porque tu generación será la única en morir. Pero no te engañes más de lo conveniente cuando deseas algo inalcanzable que enlatan en la red. ¿No ves que la tatuada y gorda de Lenny, Lenny Dunham, sí, esa, la fea de “girls” rompe audiencias? Y lo hace porque es de verdad, porque el vecino del sexto sexista es follower de las tops de Instagram, pero a la que desea hasta rezumar baba por cada orificio de su cuerpo, es a la pecosa del cuarto. Hasta a mí me gusta y eso que vivo en un chalé y sin vecinos… Es muy divertida la manera en que la mayoría de la gente que parece tan nice se convierte en trolls y monstruos cuando bucean en la red en el onanismo de la noche… Si alguien grabara las extravagancias que buscan cuando cuelgan el Armani sin arrugar antes de cenar…
Rapeo y rapeo y la Tierra tiembla, y termino de leer “The Age of Earthquakes” (he cambiado el título del post a antojo) con una amplia sonrisa y relajada, muy relajada. Pero es que no hacer nada se ha convertido en algo francamente difícil de conseguir, porque con nuestro device pegado a la lengua, jamás estamos unbusy, y el aburrimiento se ha convertido en un bien escaso. Pues ahora mismo voy a no hacer nada. Lo que deseo es abrir una botella de whisky del buenísimo y que me metas un poco de mano o…, mejor que lo hagan “ellos”, que siempre pone más. «Ellos» son los tres molones, Basan/Coupland/Obrist, los autores del simpático y nada insustancial libro La Era de los Terremotos, que me ha dado tanto juego como para escribir este texto a minuto por línea, adelantando al presente y que no voy a corregir. Me voy a por el Chivas pero antes quiero transmitirte una idea (quizás alguno crea que peca de tonta pero ojo con lo que piensas…): Todo el mundo en el sexo de los terremotos siente exactamente igual que tú. Cuidado.
Y me parece algo bizarro haber escrito este texto. ¿Acaso parezco yo?
Mara Blixen.
Mara: ¿me quito los ligueros?
Claudio: no. Bájate las bragas solo un poco y enséñame ese coño.
Oh, síii, así….
Para.
Abre tus labios superiores y acércate un poco más al ipad.
Quiero ver tu clítoris.
¿Ya está duro?
Mara: y muy mojado cabrón.
Claudio: Acaríciate.
Así… joder ¡qué bien!
Ahora métete un dedo en la vagina niña.
Mara: me gustaría más que lo hicieras tú.
Claudio: ay puta.
Mara: Imagino tus dedos expertos explorando mi entraña.
Uno, dos, tres.
Me estoy mojando cada vez más.
¿Puedes sentirlo?
Claudio: Si pudiera te metería el puño entero perra.
Mara: Aggg!
Empiezo a sentirte.
Jummm, aggg,
Maldito cabrón.
Claudio: No quiero que te corras aún.
Mara: Te estás masturbando.
Claudio: Sí. Quiero que nos corramos a la vez.
Pero antes…
¿Qué tienes sobre ese silloncito de detrás?
¡Cámbiate!
Mara: Es una pieza única de la tienda.
Está bordada con perlas rosas.
Claudio: enséñamela.
Mara: ¿la puedes ver?
Claudio: oh sí. Póntela ahora mismo.
Mara: me encantaría que mordieras cada perlita aquí mismo.
Una a una.
Luego me lamieras los pechos.
Me besaras y…
Ummm…
Me follaras en el suelo.
Claudio: cómprala para la próxima vez que nos veamos.
Mara: es demasiado cara.
Claudio: Cómprala.
Te doy mi tarjeta.
Mara: La dependienta va a flipar con la niña pija.
Si me viera aquí toda empapada…
Claudio: Podrías decirle que entre y te acompañe.
Mara: pervertido.
Claudio: seguro que es otra zorra lame pollas como tú.
Si pudiera meterte un dedito por el culo…
Mara: ¿así?
Claudio: umm…
Ay niña, ¡cómo sabes hacerlo!
Sigue metiéndote ese dedito.
Mara: Me pone mucho explorar mi trasero.
Ya está resbaladizo,…como mi coño.
Claudio: puta.
Mara: jodido cabrón.
Quiero que me folles por detrás.
Claudio: si pudiera.
Mara: he traído una cosita.
Claudio: ummm
Mara. Es rosa fucsia
Larga.
Adivina.
Claudio: ¿vibra?
Mara: sí…
¡sácalo!
Mara. Mira.
Claudio: ¡Guau!
Lámelo como si fuera una piruleta.
Mara: A falta de la tuya…
Claudio: ahora. Métela entre tus tetas.
Así…
Joder…
Junta tus sabrosas tetas, pedazo zorra.
Deslízalo rápido de arriba hacia abajo.
Mara: Aggg
Te gusta lo que te hago ¿eh?
Claudio: ay sí…
Como sigas así me voy a correr ya.
Mara. Yo estoy empapada.
Claudio: Te jodería ahora mismo esas tetas enormes.
Mara: aggg
Claudio: Bájalo hasta tu pubis.
Mara: umm.
Claudio: eres una diosa preciosa que algún desalmado debería follarse ya.
Mara. Y tú no estás aquí.
Claudio: Mara…
Ponte de perfil.
Perfecto. Abre las piernas.
Échate hacia delante.
Mírame.
Levanta el culo.
Métete esa cosita por el detrás.
Te voy a follar ya.
Y me voy a correr en tu delicado trasero.
Mara: Eres un enfermo.
y tú una puta guarra.
Métetela un poco más.
Te estoy follando.
¿Me sientes?
Claudio: Te voy a romper ese culo níveo.
Mételo hasta el fondo.
Mara: aggg
Ummm.
Aggg.
Fóllame.
Claudio: saca y mételo mientras me masturbo.
Más rápido zorra.
Ayyyy
Mara: joderrrrrrr
Claudio: métete un dedo en la vagina y trabaja.
Ahora te estoy follando duramente.
Por detrás…
Ufff….
Y te penetro la vagina con mis dedos.
¿Los sientes?
Mara. Hijo de puta. Siiii Ahhhhh, ummm, aggg
Claudio: me corro Maraaaaa.
Mara: CABRÓNNNNNN
Claudio: Más rápido. Quiero ver esa polla metida hasta el fondo.
Así….
Mara: joder, me corroooooo
Claudio: y yo.
Mara: Me mojo. Me corro…
Claudio: ya veo tus líquidos resbalando por tu pierna.
Guauuuuu. Me corro. Síiiii. Puta, sigue así, síiii.
Diosssss.
Mara. Guauuuuuuuuuuuuuuuuuuuu.
Claudio: guauuuu.
Mara: ………
Claudio: ………..
Mara….
Mara: Claudio……
Claudio: Eres maravillosa.
Mara: sí. Una puta maravillosa.
Tú haces que me comporte así…
Claudio: eres tú quien me provoca estas cosas.
Me encantaría poseerte siempre.
Cada día…
Cada momento…
Mara: me tengo que ir.
La dependienta debe de estar mosqueada.
Claudio: claro. Nos vemos pronto.
Cuídate.
¿Mara?….
EXTRACTO DE PULSE MARA.
—Hola, ¿qué tal estás?
—…, con los pies en el barro…
— ¿Qué quieres decir, Mara?
—Bueno. En realidad, preferiría un campo de trigo bien luminoso, y además…, sentir la pisada crujiente del campo… Sé que eso es mucho pedir, así que me conformaría con pisar…, asfalto. Pero…, tengo los pies ahí; enganchados al barro; como si fuera ese moco verde de las pelis de héroes que se estira y estira y estira, pero nunca se rompe…
—Entiendo…
—A ver, peor sería que me estuviera hundiendo en el barro. Solo estoy ahí. En territorio neutral… Sí. Más o menos, en territorio neutral porque, tengo la suerte de que el barro nunca pasa de la línea del tobillo… Así que no está naaaada mal. Desde que vengo aquí, en realidad ese es mi estado…
—Ya…
—María, acabo de darme cuenta de que esa es la mejor explicación que te he dado hasta ahora para decirte cómo me siento desde…, bueno , ya sabes…
—No exactamente. Dime.
—Bueno, desde que he tomado conciencia de dónde estoy.
— ¿Sigues con temor? Todavía no eres capaz de confiar en mí, ¿verdad?
—Aquí debo ser sincera ¿no? Pues, Voila! Dime que soy una pesada pero es que no soy capaz de…
—De confiar en nadie…
—…
—No te preocupes. Entiendo tu frustración. Para mí no eres una pesada. Sé que te cuesta, e iremos poco a poco. Y no te preocupes por las etiquetas. No estoy aquí para juzgarte. Solo te quiero ayudar.
— ¿Ayudar?… ¡JA!
—Sí, ayudar.
— Merde!!!!!! Nadie ayuda a nadie… Eso es la gran mentira de la sociedad…
— ¿Eso crees?
—…
— ¿Mara?
—….
— ¿Qué crees que hago yo entonces?
—…
—Dime.
—… Aunque nunca me concedas nada, déjame que te haga una pregunta. ¿Qué es lo que crees que hace, por ejemplo…, mmm, un buen diseñador, cuando busca como obseso la belleza?
— ¿Qué crees tú?
—No, no, nooooo. ¡Diossss! Contéstame aunque sea una vez. Tampoco es tan difícil. ¡Solo cinco minutos de diálogo!
—De acuerdo. Creo que es obvio.
—Nooo. Diossss…. ¡Nada es obvio! ¡Todo es una gran mentira! El que busca la belleza, lo que en realidad hace es rechazar al animal de mieeeeerda que lleva dentro. ¿Por qué nadie lo ve? … Pero si solo somos pu-tas besssss-tias disfrazadas de Balmain! Buscamos la belleza, sí, pero solo para ensuciarla; mejor aún, para marchitarla. Y más sabroso, cuanto más poco a poco… Ella, La Gran Belleza, Ella, Tan Amada…Bla, bla, bla… Husmeamos… Husmeamos en ella hasta el paroxismo solo por el afán sádico de relamernos cuando conseguimos profanarla. Por eso…, ¡por eso el sexo mueve el mundo! … Por eso, una mujer bella se sabe poderosaaa…
—Ya veo… Inquietante reflexión, Mara.
—Sí… Ahí es nada…
—Entonces, si haces esta asociación entre la animalidad y la belleza, ¿qué es lo que crees que hago contigo en vez de ayudarte?
—Pues déjame decirte con todos mis respetos, que, de momento, no lo estás consiguiendo…
—Mara. Creo que vamos por el camino correcto…
—Ya…, bueno, me voy…
— ¿Hoy no eres capaz de aguantar ni diez minutos?
—Lo siento; me voy…
—Vamos. Hablemos un poco de la belleza. ¿Tú has sentido ese poder?
— ¡Ja!
—Dime. ¿Quieres
—Perdona que te interrumpa pero me voy; Ya está… Me voy con mi barro… Adiós, y lo siento de verdad… Adiós. Lo siento, lo siento… Adiós. Gracias. Adiós.
—Adiós Mara.
Mara Blixen.
Hoy me he despertado con este poema de Antonio Gamoneda resonando en mi cabecita. Nunca celebro San Valentín. Prefiero regalar el rojo del fechazo un día cualquiera del año. Pero hoy escribo este precioso poema que recitabas antes de amarme, las noches que sentías en el brillo de mis ojos una diminuta mácula de tormento… Y hoy me acuerdo de tí. Y perduras fuerte, después de tanto tiempo…
Mara Blixen.
Tengo muchas ganas de escribir pero no sé cómo ensuciar la hoja en blanco. Siento un ardor dentro de mí tan palpitante que hierve mi cuerpo. Anhela salir pero aún está merodeando con contenida vehemencia por la capa más interior de mi piel. Percibo cómo recorre de un modo vivaz el torrente rojo de mi organismo haciendo despertar cada víscera. Ahí fuera hace frío, todavía es Invierno, pero en mí la Primavera brota ya incansable…
¡Vaya! He conseguido dibujar tímidamente en la hoja en blanco, aunque en realidad mis palabras hoy son torpes (estoy vaga y…, muy cansada).
En ocasiones, el silencio describe mejor ese ardor. La mudez me embriaga y es mi mejor utensilio de expresión. Es la palabra perfecta.
Os dejo un enlace a la Consagración de la Primavera de Stravinsky. Son muchas las versiones coreográficas bailadas pero hoy he elegido a Maurice Béjart.
Mara Blixen.
Mara: Ya estoy lista para ti.
Claudio: Hola.
Mara: Hola.
Claudio: estás preciosa.
Mara: ¿dónde estás?
Claudio: en mi despacho. Por el ventanal situado detrás de mí se ve toda la ciudad.
Mara: Ya veo, pero prefiero mirarte a ti.
Claudio: ¡Guau! No esperaba que llevaras esa tela de encaje negro cubriéndote los ojos.
Mara: no quiero que me grabes. Es solo eso pero… va a juego con la lencería.
Claudio: Estás muy misteriosa y eso me pone cachondo.
Me encanta ese conjunto.
Te has puesto carmín.
Mara: como me pediste.
Claudio: Te gusta obedecer…
Mara: me gusta complacerte…
Claudio: Date media vuelta. Quiero verte por detrás. Adivino que llevas puesto un culotte.
Umm….
Abre un poco las piernas.
Ahora no te muevas, gírate y mírame……
Tócate el trasero suavemente……
Así. Estoy empezando a excitarme…
Desabróchate el sujetador…
Umm. Tu espalda desnuda….
¡Quítatelo!…
Ay Mara!!!!
Mara: y ahora…, ¿qué hago?
Claudio: Date la vuelta y empieza a tocarte las tetas.
Primero los pezones.
Quiero ver cómo se ponen duros.
Mara: ¿así?
Claudio: sí, continúa.
Muévete como tú sabes.
Se me está poniendo dura.
Ufff,….
Métete una mano en el coño.
Mara: Me estoy humedeciendo.
Claudio: y más que vas a hacer.
Háblame mientras te masturbas.
Sigue tocándote las tetas. No pares.
Mara: Enséñame tu polla.
Claudio: Vale.
Mara: ¡Ya la tienes grande!
Claudio: desde que has encendido el video chat, cariño.
Mara: mataría por poder chuparla.
Claudio: no me digas esas cosas.
Mara: nadie te la come como yo.
Claudio: Lo sé. Eres la zorra maldita que siempre he necesitado.
Mara: y tú el cabrón más degenerado que he conocido.
Claudio: no imaginas las cositas que haría contigo…
Mara: Enséñamelas.
Todas.
Claudio: umm.
Vas a empezar bajándote un poco esa braguita.
Quiero ver tu selva poblada.
Mara: ¿me quito los ligueros?
Claudio: no. Bájate las bragas solo un poco y enséñame ese coño…
Oh, síii, así….
EXTRACTO DE PULSE MARA. Continuará…
Y ¿por qué coño me he puesto un gin-tonic ahora? No es un día para eso. Sobre todo cuando vuelves de correr…
…Mientras lo hacía con una luna gorda en decadencia, ha salido de refilón, en la lista de spoty, Amy Winehouse; a veces me pasa; cuando corro, el sonido de la música tan directa en el oído, intimida tanto que hace que pierdas el ritmo ortodoxo de la pisada de atleta. Y es que, aunque quieras seguir recto, empiezas a zigzaguear, levantas de repente un brazo irrisorio Hip-Hopiano y, hasta eres capaz de saltar a dos pies los bancos del camino sinuoso del lateral de las cuatro torres…
Si por mi fuera, en esos momentos, inventaría un nuevo estilo de running,
Lo llamaría dance-running…, shaking-running…, twister-running,…Graham-running…
¿Cuál suena más pegadizo?…
En realidad, me da un poquito de vergüenza que me vean haciendo aspavientos inconexos con mi anorak naranja. Pero no puedo evitarlo. Cuando eso ocurre hasta tal punto que pierdo el sentido y ya no recuerdo porque persigo un pie delante de otro, acelero más el paso y termino alcanzado (para esconderme) las callejuelas del triángulo que forma esa barriada ignorada de la Ventilla. Solo en ese momento empiezo a sentirme liberada…, protegida…, incluso siento cierta excitación ahí abajito, como diría un ex.
Pero es que las cuatro torres humillan un poco…, aunque…, eso puede ser una apreciación negativa porque al mismo tiempo, su omnipresencia cartesiana te dice que todo está en ti…., que tú también puedes llegar hasta “ahí arribita”… arribita, arribita con la faldita…
… Ya no suena Winehouse y ahora, casi llegando a casa, es el chulo de Slick Rick el que te dice que el agujerito alto de Norman Foster, ese rascacielos que tú ves lejos, es pasto de “un coloso en llamas” y…., puff, empieza a cargar (Slick) con uno de sus poemas en blanco y negro…
De verás, sueño conque un día todas las barriadas de las ciudades más importantes del mundo sean derrumbadas por la pluma de Rick. Ese día yo seré famosa y, entonces, todos se despertarán con mi silueta desnuda erizándose insultante…, como en la foto en blanco y negro de portada pero «sin» el filtro de un buen grafitero…
MAra Blixen.
Some dance to remember, some dance to forget…
Extraigo esta frase clave de Hotel California, una de las canciones más incisivas de mi vida. Al enterarme esta semana de la muerte de Glenn Frey (The Eagles), no daba crédito porque justo el día anterior la bailé obsesivamente, no sé cuantas veces… Me dejé arrastrar desnuda entre el silencio del fin de semana.
Más allá de las interpretaciones satánicas o como metáfora del corrupto Hollywood que algunos insisten en hacernos ver, otra cosa tiene esta canción que me hace vibrar. Y aunque no viene al caso, dejo caer que siempre he puesto a Hotel California y Summertime en el mismo rincón de la estantería. Hace años no sabía por qué escuchaba tan compulsivamente estas dos canciones. Aun siendo muy diferentes, para mi algo tenían en común. Ahora, después de dejar rozar el aire fresco de la carretera en mi melena larga tantas veces, ya empiezo a entenderlo.
Cuando apenas era una niña y la escuché por primera vez, se me caló dentro. Busqué la letra y me la tragué. Siempre preguntaba a los mayores por su significado y yo no paraba de soltar disparatadas opiniones para ver los comentarios… Nada me convencía.
Un día, cuando ya estaba pisando el umbral del universo adulto entendí cuál era el significado para mí. Sabía que el mundo mágico que estaba a punto de descubrir cuando apenas me empezaban a crecer los pechos, me iba a gustar mucho más a que a cualquiera de mi edad. Siempre fui precoz. (Entonces ya había leído todo del esperpéntico y genial Valle-Inclán). Estaba dispuesta a no pasar desapercibida, y era tan osada que me disponía a inventar una nueva juventud de vanguardia.
En verano, organizaba fiestas pink en la playa; era asidua a tertulias extravagantes donde, entre aquellos hombres barbudos, mi minifalda cortísima no pasaba desapercibida, y siempre estaba rodeada de amigos, de pretty, pretty boys… Cuando llegué al Hotel California, yo misma quise pagar por conseguir la habitación “mirrors on the ceiling (espejos en el techo)” más exclusiva… La vida corría alegre y era fácil, so easy…
Pero, en ocasiones me despertaba en salas oscuras sin casi conciencia, a veces asustada. Entonces, parte de la melodía que escuché muy jovencita, venía a saludarme en susurros, como una canción de cuna,…You can check-out any time you like, but you can never leave…
Es como si fuera la favorita de Glenn Frey y él mismo quisiera alertarme de que, una vez dentro, ya no podría volver a la candidez de la adolescencia. De que tenía que saber que eso sucedería, evitando así sentirme prisionera cuando, algún día, quisiera correr en otra dirección.
Oficialmente estaba avisada y por eso no era justo que llorara. Nunca me quejé, ni una sola vez. No recuerdo si fue en la sala de banquetes cuando decidí que, si el hielo del champagne volvía a sacudirme, en vez de correr, bailaría…
Some dance to remember, some dance to forget…
Y ahora que aún soy joven, y que me consta que la inocencia más perversa busca nuevas almas pero no la mía, voy a escribir una canción nueva para todos. Esta dirá algo así como que el Hotel California ha sufrido un colapso y se ha derrumbado. Entonces, otras generaciones volverán a recuperar la inocencia cuando quieran y no tendrán la necesidad de bailar para intentar conseguirlo, pese a las arrugas que le salgan a la bestia…
Mara Blixen.
(Os dejo la letra de la canción).
«Hotel California»
On a dark desert highway, cool wind in my hair
Warm smell of colitas, rising up through the air
Up ahead in the distance, I saw a shimmering light
My head grew heavy and my sight grew dim
I had to stop for the night
There she stood in the doorway;
I heard the mission bell
And I was thinking to myself,
«This could be Heaven or this could be Hell»
Then she lit up a candle and she showed me the way
There were voices down the corridor,
I thought I heard them say…
Welcome to the Hotel California
Such a lovely place (Such a lovely place)
Such a lovely face
Plenty of room at the Hotel California
Any time of year (Any time of year)
You can find it here
Her mind is Tiffany-twisted, she got the Mercedes bends
She got a lot of pretty, pretty boys she calls friends
How they dance in the courtyard, sweet summer sweat.
Some dance to remember, some dance to forget
So I called up the Captain,
«Please bring me my wine»
He said, «We haven’t had that spirit here since nineteen sixty nine»
And still those voices are calling from far away,
Wake you up in the middle of the night
Just to hear them say…
Welcome to the Hotel California
Such a lovely place (Such a lovely place)
Such a lovely face
They livin’ it up at the Hotel California
What a nice surprise (what a nice surprise)
Bring your alibis
Mirrors on the ceiling,
The pink champagne on ice
And she said «We are all just prisoners here, of our own device»
And in the master’s chambers,
They gathered for the feast
They stab it with their steely knives,
But they just can’t kill the beast
Last thing I remember, I was
Running for the door
I had to find the passage back
To the place I was before
«Relax, » said the night man,
«We are programmed to receive.
You can check-out any time you like,
But you can never leave! «
¿Cuál ha sido el globo de oro más sexy de la 73 edición que se ha celebrado este fin de semana?
Mmm.
Después de repasar con mi amiga Valle uno a uno cada estilismo de la red carpet de los Globos de Oro de este año, no salvo una sola de las puestas en escena de l@s más bellos de Hollywood. En realidad, prefiero los looks de cualquier premio de la música porque, al menos te puedes sorprender por su extravagancia. Pero después del fallido intento de ir al cine a ver “Lobster”, y aburridas de tanta lluvia, nos hemos quedado en casa sumergiéndonos sin rumbo en la red.
No me voy a extender que me esperan para dormir pero os lanzo una pregunta que quizás sois capaces de responder: ¿cuál ha sido el globo de oro más sexy?
Sin querer influenciar en las respuestas yo voy a contestar ya: NINGUNO. Sí, así es. Lo digo sin pestañear. Probablemente han pasado por la alfombrita las mujeres más bellas del mundo, pero me han parecido todas intercambiables; al menos sus modelitos. Mucha goma, todas con el mismo modelo y corte de corsé y ni ápice de vitalidad; plastic power, la la la…
Si hubiera estado por allí el fotógrafo Terry Richardson, con la fama de devorador de carne que tiene, se hubiera muerto del aburrimiento. El pase de maniquís me ha recordado a aquellos recortables de papel que mi tía me regalaba de niña para que vistiera a las modelos. Cuando elegías el vestido que esa tarde querías ponerle, solo tenías que doblar las pestañitas y la modelo quedaba perfecta. Lo que quiero decir es que el Gucci amarillo de Naomi Watts lo podía haber vestido Dakota Johnson o incluso la señorísima Hellen Mirren. Me imaginaba a todas ellas desnudas, una al lado de otra como en un desfile militar y, cualquiera al que le guste la moda como a mi, podía hacer un «quita y pon». Ni una gota de auténtica elegancia, ¿personalidad?…, ausente. ¿Y quien de ell@s podría alzarse con el título del más sexy?, (que es de lo que va este blog). Para mí, sencillamente ninguno.
Voy a intentar hacer un esfuerzo y voy a destacar por su naturalidad y delicadeza (que siempre pueden ser muy sexies), a la actriz nominada de True Detective, Michelle Monaghan. Y entre ellos, quizás influenciada por el papelón que hace en la increíble serie Knick, a Clive Owen…
(El escote de portada es de Jeniffer López que siempre está estupenda y respira sexo en cada célula. Aunque no sé si es del todo sexy…).
Mara BLixen.
Estoy triste…, a lo Woolf; y eso no es precisamente consolador. Las piedras pesan, cada vez más… Yo nunca llevo vestidos largos como ella así que al no caberme en los bolsillos, las debo meter en el lóbulo de las orejas, ese órgano necio… Cuando están dentro suelen apretar. Molestan; a veces, como hoy, se arriman un poco de más y me termina doliendo tanto la cabeza que me pregunto por qué no se juntan del todo y barren mis pensamientos hasta arrasar con ellos. Pero no es así y entre las culebrillas del cerebro apareces tú para decirme que este dolor se pasará, que no dude en que voy a aguantar. Me aconsejas que busque consuelo en mi propia alegría, que invente una nueva aventura, que me la juegue otra vez…Pero es que ya no quiero ser valiente. Lo que quiero es QUE VU-EL-VAS… ¡MALDITA SEA! ¿Por qué no podemos tomar otro ron más? Háblame, por favor… No seas cabezota como la última vez, vuelve y hazlo una vez más. ¿Sabes que Luis ha traído tu ron favorito?… ¡Cómo me gustaría volver a discutir contigo sobre los tiempos modernos, sobre la uva, sobre el último invento que se te ha ocurrido y del que estás convencido, nos va a hacer millonarios…! ¡Cómo me gustaba emborracharme en las lunas de La Herradura contigo! Todos se iban a dormir y quedábamos tú y yo, filosofando en bajito, como de hombre a hombre… (Joder, ¿Por qué no avisaste antes? Si ni siquiera me dirigías la palabra cuando te moriste…).
A veces, cuando, al escuchar una de las historias de mis viajes, de mis novios, te sonreías echando una calada placentera a tu puro, yo me sentía orgullosa. Siempre decías que solo unos pocos elegidos podrían llegar a comprender el verdadero “meaning of life” (*); por supuesto, uno eras tú y es probable que vieras en mí que uno de tus hijos, al menos se había enfrentado a lo esencial, que un trocito de tu estela continuaría; y ese pensamiento te aquietaba…
Pero es que tu luz se ha ido…, lejos…, de repente.
Y cuanto más lejos viaja, más miedo tengo…
…
Ahora busco en camas calientes algo de sosiego que esconda el desaliento por tu pérdida; pero el roce obsesivo con la carne no hace más que agrandarlo.
Mara Blixen.
(*). Os recomiendo este librito de filosofía de Terry Eagleton sobre la búsqueda de la felicidad. En español, el sentido de la vida.
Estoy preparándome para esta noche, para nuestro ácido encuentro. No sabes aún porque lo será… Tú no enciendas las velas, ni prepares esas sabrosas ostras con las que te gusta mimarme…
En cuanto suba el último tramo de la escalera y sienta tu cercanía al recibirme, mi estómago va a tensar sus hilos hasta doler. A continuación, levantaré la mirada buscándote y en cuanto percibas mi rostro de disimulo contenido, sabrás que, esta vez, por mucho que lo desees, no podrás escaparte…
Pero, ¿cómo puedes estar al lado de alguien que sabes que no te quiere? ¿Qué, en tan poco tiempo, ni siquiera te desea ya? ¿Qué me sientes ausente cada vez que me follas?…
Ahora que escribo “me follas”, me doy tanta cuenta de que en estos meses en realidad, no he sentido…, rien… Quizás he buscado el calor en ti por necesidad, por el fuerte vacío que estimula la orfandad. Tú te has atado a él, manipulando mi ebriedad para confundirme y, de ese modo hacerme pensar que podría estar enamorándome de ti. Sin embargo has caído en tu trampa porque el ratón, si no tiene hambre no busca alimento. Simplemente come lo que sea…, lo que le dan, lo que me das… Y aunque me sirvas en plata lentejas de caviar, me verás envejecer deprisa. Lo haré, aunque con un poco de atención, podrás sentir cómo me resisto a ello. Lo verás en el brillo cada vez más cenizo de mis ojos, que dibuja con lentitud un deseo de agotamiento en tu ánimo por mi indiferencia… Y quizás también un golpe de efecto. Y justo, cuando empiezo a sentir en mi cuerpo la pérdida real de impulso sexual, aparece Jean. Un mensaje; hay una posibilidad, después de mucho tiempo, de volvernos a ver.
De repente, vuelvo a tener muuuucho hambre, ¡muchísimo! ¡Maldita sea! ¡Quiero esas lentejas de caviar!, pero no contigo…
De momento me contengo y decido no contestar. Por el respeto que tengo a nuestra relación te debo, al menos, fidelidad. ¡Siempre he sido fiel! Siempre… Decliné la invitación de Eduardo a la exquisita Sicilia por ti pero… Me ducho, me masturbo y no encuentro el modo de calmar la ansiedad. Me voy a nadar… No es suficiente. Decido pasear por el parque abrupto de La Ventilla. Durante más de una hora la palabra fidelidad me golpea con sequedad el pendiente… No sé qué hacer…Conduzco el paso hacia el árbol cuya corteza, tiempo atrás rasqué con mi nombre y me acomodo en el suelo junto a él. Cierro los ojos.
Inoportunamente aparece mi padre muerto. Un pensamiento frugal. ¡Justo en ese momento!… Toda mi vida espantándome de sus escarceos amatorios y, tras el corto tiempo que su imagen fantasmal está presente, inexplicablemente decido ver a Jean.
…
Después del palpitante encuentro con él, he vuelto a comer el pienso que te empeñas en darme cada día. Hoy no me cabe más así que me voy. (Con pena porque echaré de menos tu amistad).
Para dejarte, me inventaré otra historia algo falsa y mucho más simplona que la que he contado aquí. Por supuesto, no me creerás pero cualquier cosa que te diga será bienvenida. Sabes que esta vez no me podrás convencer.
Adiós. Ahora debo buscar otros labios qué amar. Tengo que estrenar esta preciosa barra de labios…
Mara Blixen.
Continuación parte I.
Cuando dos personas buscan un encuentro sexual esporádico (sin pagos mediante) deben ser conscientes de varias cosas. Uno: aunque no haya amor tiene que parecerlo. Dos: se deben explorar cosas nuevas, siendo más creativos de lo habitual (el sexo convencional que se quede en casa, si lo hay). Tres: los mimos y abrazos son muy importantes. Cuatro: hacerle sentir al otro que no solo buscas sexo, que también le aprecias, que le respetas y te interesa lo que te puede contar. Lo que quiero decir es que para que el sexo ocasional funcione tiene que convertirse en algo extraordinario, en un momento mágico de entrega entre dos personas que, aunque no se aman tienen que entregarse al erotismo por el enorme respeto que sienten, no por el otro, sino por el sexo.
Puede parecer sencillo pero Mara solo lo ha conseguido con “el inglés” y al salir del cine, con Christian Grey. Claro, a su manera con unos cuantos latigazos rítmicos. Eso es lo que nos atrae de él. Él no ama, folla pero folla con rotundidad, ¡con seriedad joder! Se entrega al sexo.
Y, pobre de él, porque aunque no lo sabe cuándo se folla a Anastasia la está amando. Ella así lo siente. Aunque no apruebe los azotes le gusta porque se entrega por completo a él. No olvidemos que si el cocktail funciona es porque el guion enseña una historia de amor, no de sexo. Y eso mismo debe parecer entre dos personas que buscan placer en matrícula.
Para los que no entiendan lo que digo se me ocurre una tabla de cincuenta (quitando el cero de atrás se quedan en cinco) comportamientos esenciales para hallar la noche perfecta.
REGLAS DE LOS AMANTES PASAJEROS.
Número uno: Quitarse la ansiedad por penetrar. ¡Por Dios! Es tan básica que aún me cuesta entender que un hombre pasado los treinta no la haya aprendido. Empezar así una noche pasajera de placer es lo más anti erótico para una mujer. El hombre que rápidamente va a la penetración, rápidamente experimentará la eyaculación. A ese hombre hay que quitarle el título de amante pasajero inmediatamente porque no llega a los mínimos.
Regla número dos: Mimarse el uno al otro (POR IGUAL). A todos nos encanta sentirnos queridos y eso aplica también en una relación espontánea. No lo olvidemos. Si no estás de acuerdo con esta regla busca una puta y punto. Recuerdo uno, artista claro, que en el segundo encuentro me suelta eso de que “tenía que mimarle mucho”. ¿Cómo? Pensé yo. Que una rica heredera treinta años mayor que el frágil Charlie Parker cuidara de él hasta su muerte es una cosa pero ¿que han visto algunos en mí para darme ese rol?… Quizás es que no ven nada, no porque no quieran, es que no pueden. Solo pueden verse a sí mismos (y a su polla). El amante perfecto buscará un equilibrio entre la parte afectiva y la calidad del contacto sexual.
Regla número tres: No quitarle el juego de lencería en el primer asalto que con tanto esmero se puso para ti. Es más común de lo que creemos. Un consejo. Juega con las telas carísimas que ella ha comprado esa misma tarde. Besa las tiras de sus ligueros, muérdele los pezones por encima del sujetador… También dile que se meta sus deditos entre las telas rojas del culotte mientras la observas con descaro. Empezará a gustarte. Ella se sentirá enormemente deseada y se irá soltando… Recuerda lo siguiente: Cuando una mujer se suelta, ya no tiene límites. Se entrega.
Regla número cuatro: Prolongar los juegos sexuales. La mujer necesita de seis a nueve minutos para alcanzar el orgasmo, pero la gran mayoría de ellos lo hacen en tres. Para ello es clave fantasear, jugar, hablar. Échale un poco de vino en el pecho y chúpaselo mirándole con mucho deseo. Alargarás el momento de la penetración y conseguirás acercar esos minutitos de diferencia. Por ese camino, ella se sentirá excitada, aceptará (como he dicho antes) y comenzará a entregarse. Y cuando esté lista, entonces será más fácil que alcance el orgasmo al comienzo de la penetración. Pruébalo. Con un poco de suerte, seguramente lo alcancéis juntos.
Regla número cinco: Hay algunos fanfarrones que tienen el vicio de hablarte de su gran pericia en la cama. ¡No te creas una palabra! Alguno encontré que al decirle que le veía con cierta destreza, se creció inmediatamente y empezó a hablar de que le importa tanto el placer de la mujer que había estudiado aquello del sexo tántrico. ¡Qué bien! Al cuarto o quinto encuentro, cuando el interés por tu persona empieza a menguar y ya solo busca tu agujerito, te das cuenta de que lo máximo que ha hecho ha sido leer sobre el tema en un artículo en GQ. Un amante experto en tantrismo siempre tendrá un comportamiento enormemente generoso y el fanfarrón se descubre antes de lo que él cree.
Lo siento hombres que me leéis pero escribo esto desde el enfado porque las expectativas que tenía puestas en mi último amante pasajero explotaron en mi cara enseguida y me ha dejado dos días de amargor. Ahora que estoy atravesando un momento vital enormemente rico, esta manchita no me la esperaba. Quiero decir que os adoro, que respeto enormemente vuestra manera de ser. Que tenéis que ser mucho más egoístas que nosotras para sobrevivir en esta sociedad dura que no os permite enseñar la vulnerabilidad, y mucho menos llorar. Pero por eso precisamente a las mujeres de todo el mundo nos gusta Christian Grey, porque es frágil y se lo enseña a Anastasia desde el primer momento. No la engaña, le dice que en el cuarto rojo del dolor, ella sufrirá físicamente, pero le advierte de algo: Le va a gustar. Y claramente le gusta pero solo por una razón, porque ella sabe que él en el fondo la ama y entonces consiente y se entrega.
Ahí está la clave, deja si quieres el egoísmo para tu profesión, ama a todas las mujeres, y especialmente ama hasta la extenuación a las amantes de tus encuentros pasajeros, porque al no haber tantos intereses creados, solo en esos encuentros, el sexo se presenta desnudo, auténtico, se alza como centro indiscutible de nuestra vida.
Mara Blixen.
Lee lo nuevo de Sharon Olds aquí.
Hoy voto por la poesía, por el sexo, por los escritores que me importan, por Sharon Olds. Porque, de algún modo, cuando la leo me identifico con ella. Veo su larga melena y me veo a mi. Directa, sensitiva, atractiva, vital. Ella baila…, yo bailo. Ella escribe, yo lo hago. A muchos sorprende e incluso cabrea la naturalidad con la que habla de sexo. Sin embargo yo la entiendo y se que su prosa nace del coño. ¡Qué fácil lo hace!
MAra Blixen.
Después de leer en el enlace de abajo qué es lo que hace que las mujeres parezcan atractivas a los hombres, nada ha cambiado. Nos siguen prefiriendo con curvas, pechos abultados, rubias y puestos a vestirnos con tacones infinitos y un precioso vestido ceñido rojo. Esta vez, todos estos clichés son avalados por estudios científicos. Yo me alegro de que sea así así que se pongan otra vez de moda más modelos como la top Gigi Hadid, y pisemos fuerte y orgullosas de las curvas con las que un día conquistamos la vida…
Pínchame para leer la noticia…
MAra Blixen.
Yo también leí cincuenta sombras de Grey y eso que soy de las que devoran literatura de altura; Pynchon, Foster Wallace y de ahí al cielo. Para escribir este artículo decidí ver la peli. Me gustó. Sí, me gustó. En resumen, Dakota es la película. No hay nada más. Ella se come la cámara. Él, pssshh…, pero me ha servido como inspiración para escribir estas líneas. Respecto al ardor sexual entre los protas, leed que mi coñito se quedó tal cual tanto con el libro como con la movie, pero por una razón que enseguida paso a contar, esta última me hizo sentir que ese principito azul puede existir. (La peli va de eso y de nada más. ¡Enteraos de una vez!).
Sí, creo en Christian Grey como príncipe azul. O eso quiero creer después de la última experiencia que acabo de vivir con uno de mis amantes pasajeros. Y vais a entender por qué. Voy a ver cincuenta sombras justo después de un encuentro sexual pasajero al que aún no he sido capaz de adjetivar. Sé que el sexo es eso, sexo, no me engaño. No creo en nubes frondosas celestes, pero tampoco vale que llegue un tipo “interesante” con el que ha habido química, y que al final resulte ser un cero en la cama. ¡Joder! ¡Un cero en la cama no puede ser un tipo interesante! Vamos, que Christian al menos tiene dinero y eso siempre pone. A lo que voy es que al ver la peli e hilando con mi última experiencia, se me ha ocurrido hacer algo así como una lista de comportamientos o reglas que los hombres deberían tener más en cuenta cuando se enfrentan a una relación sexual espontánea.
Chica joven mona, sexy y culta como yo no espera en el parque a su hombre de ensueño y decide que mientras llega, hay que estar presente en el mundo de la mejor forma posible que es haciéndose con amantes “around the Wilde world”. Un escritor de París, un músico de Corea y un artista en Berlín, por ejemplo. Mara, con cada llamada, decide poner la luna llena rápidamente en el cielo de Madrid y se prepara para la ocasión. Se pone sus mejores galas de seda, deja en casita el romanticismo, y espera impaciente el rojo de la noche.
Ella sabe que la mayoría de los hombres no querrán conocerla de verdad. Ya no le importa ese asunto pero solo busca con frenesí que se haga la magia. Esa noche, que Mara siempre te hace pensar que solo baila para ti, no bailó. Y no sabes lo que te pierdes porque en cuanto atisba el mínimo egocentrismo, gime a desgana, besa en el cuello retirando el labio, y su piel apenas se enciende. Casi seguro tendrá un orgasmo tangencial. Por si no lo has entendido, te utilizará restregándose contra ti para rozar su perlita y al menos sentir algo de placer carnal. Tú no te enterarás de nada porque su educación complaciente, además del temor a herir tu ego, le niega a hacerte ver que por ese camino no vas bien… A estas alturas ya es consciente de que te vas a perder una experiencia excepcional. Si, Mara en ese sentido se lo sabe, se lo cree bien… No puede evitar que le asalte cierta tristeza y no repetirá. Se despedirá de ti en la puerta con un beso torcido y sentirá una liberación escalofriante al rozar su dedo despacio en la puerta una vez cerrada.
Como es lista no pierde mucho tiempo con la fealdad del mundo, se concentra de nuevo en Christian y se esfuerza por hacer llegar al todavía rojo de la noche de un Madrid aun despierto, los momentos vividos con su amante platónico, el inglés, el único. Porque después de cada encuentro con él, Mara se queda dos días temblando, flota, siente su olor, su palpitar. Está plena. Su recuerdo es aún más delicioso que el encuentro que tuvo y sabe que las cincuenta sombras son, en realidad, cincuenta luces de las que empieza a consumir todas, una a una, a sabiendas de que le quedan otras tantas para rescatar en caso necesario, como ha sido esta última noche. Y el amante volverá. Mara está segura. Son unos desconocidos pero, desde el primer día, los dos han entendido perfectamente las reglas del juego entre amantes pasajeros.
Continuará.
Mara Blixen.
eMPIEZA la semana y me he despertado con ganas de un viaje, un viaje de amor (y sexo). Mientras la cafetera hace su función y ya rezuma las primeras gotas de café, enciendo el mac y buceo por la red…
Busco: «hoteles eróticos» y después de esquivar varias páginas porno, me encuentro con esta que nos recomienda diez hoteles sexuales que no te puedes perder. ¿Sabías lo que es el columpio del amor? Imagínatelo. Algunos hoteles lo tienen con un perfecto y sensual diseño. Dan ganas de probarlo…
¡Venga! Cógete una tarde libre, reserva una «siesta» (estancia de menos de 4 horas) en el AL-KAlat de Sevilla, y luego me lo cuentas…
Pínchame y reserva tu «siesta del amor»
Mara Blixen.
Pínchame para verme cantar… (Elsa Pataky para la nueva colección de Women’s secret).
El anuncio es…, SOSO…, translúcido…
Women’s secret.; soy mujer y no me he enterado de los modelitos, si de las modelos. Mucho. Quizás es su intención pero como chica, no me han entrado ganas de ir como loca a comprar… Aunque quizás más de uno sude la tarjeta y me sorprenda esta noche…
ELsa bellísima y «so sexy» como siempre. Ella siempre me ha caído bien. Espero que algún día consiga un buen papel dramático y se la vea como algo más que una bella rubia más…
MAra Blixen.