¿Ya no quieres jugar, Mara?

Él:  Cuéntame, Mara, entre tú y yo, ¿cómo fue esa sesión de fotos? ¿Qué pensaste e hiciste sobre esa cama para exhibirte casi desnuda en Instagram?

BLANCO3

….

Él: (una semana después).

Cuéntame, Mara, me tienes con la miel en los labios. ¿Ya no quieres jugar?

Yo (Mara): Cada olor dulce, amargo, ácido, salado, que leo en tus emails,  hacen que yo misma desee recorrer los poros de mi cuerpo (de coño a pecho) despacio y en silencio para ti. Pero públicamente, hasta que adivine si eres capaz de absorber (de adivinar) mi sabor exterior velado por la literatura escrita en blanco y con censura. Y es que sé que aunque lo niegues, te asusta ver la carne marrón por dos, con olor a pezón. Eres incapaz de tocarla (*). Lo sé. En mi cama solo pensé en la posibilidad de que te excites al verme  meter un dedito, y otro,  por los encajes limpios de mi braga… Así, mira…, mis manos deshaciéndose de la camisa blanca de algodón hacia el cielo …, volviéndose un sabueso cachondo… Continúa cabrón…, ven…, ¡empieza a tocarme!

Y sigue escribiéndo, continua preguntando y mañana volveré a darte los buenos días (IG) en satén, cada vez más desnuda…, quizás…, o eso creo…

Mara Blixen.

(*). (con lo que a mí me gusta)

Mi ombligo rojo…

s1Yo invoco a mi estómago para que exista sobre tu short azul, cantando puro por el silencio del tacón rojo de charol.

 

Poesía para que me ames…

 

Mara.

Te doy mis pechos. (Coco desnuda en la cama).

 

pechos

Mis pechos hablan serpenteando entre espejos…, en una tarde solitaria y casi ruidosa de viernes…, en otro reglado fin de semana más, ¿Cuántos más? ¿Cuántos llevo vividos? Y,  ¿Cuántos quedarán?…, ¿Quién coño me preguntó si los quería vivir? ¿Una madre que olvidó que éramos dos cuando nació mi hermano gemelo? ¿Un padre que se largó sin decirme si quiera adiós?

Así me despierto de la siesta del comienzo de un fin de semana muy “lady blue”. Seré breve porque me incorporo cansada de escribir en mis pestañas… (Solo un artista podría fotografiar mi última frase).

Tras el disparo, ahora soy capaz de haceros notar la sutileza del papel limpio que confunde al fotógrafo cada vez que pretende destacar el monte de venus de una mujer frente al vals del piano. Mi repetitivo triángulo se despereza entre las culebras de su biombo. Y aún no conozco al retratista…

h3Mi noche de más se suma a la vida, porque, de la caverna de la sala oscura de contrastes surge un trazo bonito, pinta de azul a los muchachos… Y es que la belleza es la hostia nívea que nos remide del pecado. Su búsqueda, la búsqueda que hago de ella follando obsesivamente es lo único que me hace estar clavada al suelo y no morir.

Admiro la cajita mágica que envuelve cualquier fotografía sublime. Yo soy solo una escritora deprimente (pero alegre por genética), quizás por el temor a no alcanzar nunca la belleza de la que siempre hablo…, o la fama. O a no creérmelo… A fracasar, cuando simulo en el tejado, ser la fea Coco Chanel, la flaca que ese tonto admiró antes de que alcanzara el éxito de manera natural. Cuando leo sobre ella, me pregunto si, antes de conseguir la fama, también fue admirada por su personalidad. Es posible que esta reflexión esté anticuada hoy, pero, ¿cuándo empezó a ser importante la fama? ¿Llenaba Coco los lugares por su estela de adolescente? Entiende lo que trato de decir.

Me gustan las fresas, pero también me gusta no ser nadie.

¿No es esa la cota más alta de la verdad?

….

Perdón, ¿No es esa la cota más alta de la vanidad?

Mara Blixen.

Camas calientes…

literatura-erotica-mara-blixenEstoy triste…,  a lo Woolf; y eso no es precisamente consolador.  Las piedras pesan, cada vez más… Yo nunca llevo vestidos largos como ella así que al no caberme en los bolsillos, las debo meter en el lóbulo de las orejas, ese órgano necio… Cuando están dentro suelen apretar. Molestan; a veces, como hoy, se arriman un poco de más y me termina doliendo tanto la cabeza que me pregunto por qué no se juntan del todo y barren mis pensamientos hasta arrasar con ellos. Pero no es así y entre las culebrillas del cerebro apareces tú para decirme que este dolor se pasará, que no dude en que voy a aguantar. Me aconsejas que busque consuelo en mi propia alegría, que invente una nueva aventura, que me la juegue otra vez…Pero es que ya no quiero ser valiente. Lo que quiero es QUE  VU-EL-VAS… ¡MALDITA SEA! ¿Por qué no podemos tomar otro ron más? Háblame, por favor… No seas cabezota como la última vez, vuelve y hazlo una vez más. ¿Sabes que Luis  ha traído tu ron favorito?… ¡Cómo me gustaría volver a discutir contigo sobre los tiempos modernos, sobre la uva, sobre el último invento que se te ha ocurrido y del que estás convencido, nos va a hacer millonarios…! ¡Cómo me gustaba emborracharme en las lunas de La Herradura contigo! Todos se iban a dormir y quedábamos tú y yo, filosofando en bajito, como de hombre a hombre… (Joder, ¿Por qué no  avisaste antes? Si ni siquiera me dirigías la palabra cuando te moriste…).

A veces, cuando, al escuchar una de las historias de mis viajes, de mis novios, te sonreías echando una calada placentera a tu puro, yo me sentía orgullosa. Siempre decías que solo unos pocos elegidos podrían llegar a comprender el verdadero “meaning of life” (*); por supuesto, uno eras tú y es probable que vieras en mí que uno de tus hijos, al menos se había enfrentado a lo esencial, que un trocito de tu estela continuaría; y ese pensamiento te aquietaba…

Pero es que tu luz se ha ido…, lejos…, de repente.

Y cuanto más lejos viaja, más miedo tengo…

Ahora busco en camas calientes algo de sosiego que esconda el desaliento por tu pérdida; pero el roce obsesivo con la carne no hace más que agrandarlo.

Mara Blixen.

sentido de la vida
El sentido de la vida. Terry Eagleton.

(*). Os recomiendo este librito de filosofía de Terry Eagleton sobre la búsqueda de la felicidad. En español, el sentido de la vida.

Sexo, Mara y Japón…

Fotograma de la película Las edades de Lulú.
Fotograma de la película Las edades de Lulú.

<…> Daika comenzó a deslizar la cremallera de tu vestido. Ay zorra, ¡Cómo sabes vestirte para mí! ¡Estabas tan exquisita!

Mientras el vestido iba cediendo, Daika hundía sus manos en tus pechos y Akira comenzó a besarte. Ladeaste la cabeza y me exclamaste despacio:

Claudio… Lo único que no puedo permitir es que me besen. Todo lo demás no me importa.

Mara. Besas como los ángeles. Deberías soltarte un poco más. Quiero que disfrutes como si fuera yo mismo el que te va a follar así que muéstrales las artes de tu lengua. Enséñales todo lo que sabes hacer. Estás aquí para gozar. No tengas miedo. Te dije con dulzura.

Noté cómo una lágrima corrió por tu mejilla y te dije de nuevo. Mara. No tengas miedo.

Me contestaste lentamente: No,… por favor…

Y continué diciendo. Akira. Sube la falda de su vestido y quítale las bragas. El joven obedeció y pronto quedó al descubierto tu coño poblado de rizos negros. ¡Qué hermosura!

Extracto de mi novela PULSE MARA.

Ansiedad, abandono, masturbación…

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Siento cómo mi cuerpo empieza a encenderse y no es por deseo sexual. No, no siento mácula de excitación sexual. Y sin embargo me voy a masturbar. Necesito  alejar de mí la ansiedad provocada por…, la tristeza o…, la soledad. No. Creo que lo que siento es abandono. Efectivamente. Me acabo de dar cuenta. Es eso. Un fuerte sentimiento de abandono. Pero injusto, gratuito y profundamente inmaduro. Porque pese a que puedo disfrutar de casi cualquier hombre, el que me atrae con desmesurada irracionalidad, en realidad, mira hacia otro lado, hacia otra. Lo hizo desde el primer día. Desde ese primer día yo lo sabía. Lo acepté. Mucho me cuidé de no enamorarme, de ser yo la que mantenía la distancia, la que daba con carta de raciocinio los encuentros amatorios. Sabía, sé que nunca será para mí. Después de conocernos, he podido enamorarme de otro con locura e incluso, ahora me entrego con pasión a un libanés. Me entrego a tantos…, y con clara irracionalidad…

Sin embargo, cuando él aparece, suele ser amable pero una sola línea obtusa de sus cartas me hace vibrar metálicamente, el calor natural de mi estado de ánimo se congela, se desfigura el rojo de mi pecho y la realidad de mi pasado se carcajea de mí avanzando a grandes zancos para hacerme ver que es mi jodida voluntad la que desea estar condenada a la soledad. Y solo por una línea obtusa en sus cartas…

(A veces me gusta escribir sin un hilo conexo, como ahora,  porque la vida es también incongruente. Hoy me dejo llevar por una mezcla del placer de escribir buscando una frase original y de la sensibilidad de mi cuerpo borboteando ansiedad…).

Mara Blixen. 

¿ Por qué cuando escribo ME EXCITO TANTO?

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Me excito por infinitas razones.

Por el placer de escribir…,

por el placer de inventar situaciones, ambientes, colores, nuevos personajes…,

Por intentar dejar a relucir en un acto aparentemente insignificante, el lado más oscuro del protagonista, de mi misma…,

por el placer de escuchar el tintineo de las teclas…,

por la soledad voluntaria que me invade y gratifica…,

por el placer del limpio pensar…,

por resucitar aquel encuentro fugaz en la cola de un water…, mmm.

porque a veces siento arder y voy deshaciéndome de cada tela hasta quedarme en braguitas…,

por el repicar de mis tacones…,

por saberme leída un día…,

por la necesidad de contar al mundo de dichosas maneras, la tristeza que un día rompió mi pudor…

Mara Blixen.

¡En la última entrega de 50 sombras, Dakota es una muñeca hinchable!

Pínchame para saber lo último de la CUARTA ENTREGA de 50 sombras de Grey

No pienso correr el jueves a comprarlo. No podría leer la cuarta entrega porque no lo hice ni con la tercera ni con la segunda. A duras penas leí la primera porque,sin meterme con el guión ni con la autora, no pierdo el tiempo cuando no hay literatura de la buena. Ahora sí, me encanta que haya saga del guapo Grey para rato porque eso ayuda a que el sexo, tan esencial en nuestras vidas, empiece a verse de un modo más natural. Se lo debemos en gran parte a E.L. James.

Mara Blixen. 

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