En esta maleta no cabe casi nada de lo que compré anoche en la casquería del barrio hebreo. Es tan diminuta que debes abrirte paso estacando una aguja bien grávida; Sigue leyendo «El rapto de Europa»
Columna. Envidia del pene.
Vieja, espacial, engreída. Aun puede ser todo lo que quiera porque tiene la Historia que viene de su lado. No importa si hay dos como ella. Sigue leyendo «Columna. Envidia del pene.»
No hay sexo en mi cerebro
O el cerebro de mi sexo.
No es beldad, ni es nívea. Es suculento, bien complejo y puedes recorrerlo por completo en cien días. Comerlo. Es vasto, culebresco. Primero debes abrirte paso estacando una aguja bien grávida. Sigue leyendo «No hay sexo en mi cerebro»
Monos blancos en acción
Cuando empiece la acción tienes que quedarte en silencio. No hables ni contigo y deja el histrionismo en casa. Te recuerdo que la protagonista es Mara. No bebas ron.
Pulse Mara. ¡Acción!
Arte, fiesta, mi carta… Excitación.
Sofá, cinturones, estriptis… Alegría.
Luz, piano, quemazón… Transgresión.
Geisha (*), espejos, yo… Muerte.
Darth Vader. ¡Ja!
Papá:
Te voy a decir algo. Ahora mismo, si ahora mismo, no envidio ninguna de tus anécdotas vitales porque mi cabeza es grande. Viaja con un ritmo inquietante, mágico y está llena de ideas brillantes. Ando segura, bien contenta (y bien follada) y no necesito ponerme de pie para bailar. Mi cerebro es un maserati. ¡Ja! Va por delante de ti. Mmm… Quizás tú siempre lo has sospechado pero soy más artista que nunca.
Nina y el monte de Venus.
La negrura de Nina es su luz. Su voz es la que os mostraría si supiera cantar.
He dormido ocho horas sin sobresalto y mis músculos están fuertes. Sigue leyendo «Nina y el monte de Venus.»
Oro, incienso, mirra y bodis.
Oro, lo que entrego cada noche pobre si sonríes a mis fisuras. Las repetidas e inaccesibles; las que adelantan al (m)alba. Sigue leyendo «Oro, incienso, mirra y bodis.»
¿Qué hay por aquí, George?
And I remember my first day at school…, dice la canción de George Michael; y yo recuerdo la primera vez que bailé desnuda para un chico…
Round here. Sigue leyendo «¿Qué hay por aquí, George?»
Cuentos y ostras por Navidad.
… Parece que esta noche no va a resultar fácil disfrutar de mi meretriz. Cuando cierro la puerta, siento que estoy algo enojado. Todavía no he conseguido follarme a esta perra y todo son sobresaltos. Sigue leyendo «Cuentos y ostras por Navidad.»
Mara no hace el amor.
Mara no acaba de dejarse deslumbrar por el brillo de la oscuridad. Es experta en congelar los pensamientos ante los primeros destellos de las tinieblas.
Pero algunas noches, sale al callejón y baila desnuda sin motivo aparente. Sigue leyendo «Mara no hace el amor.»
Conversaciones con la TRIPITA de una desconocida.
S. (fan de Instagram): Por cierto, ¿qué hace una escritora un domingo como este?
Mara: Estoy preparando un poema sobre la braga y me está costando más de lo habitual. No sé si llego. Sigue leyendo «Conversaciones con la TRIPITA de una desconocida.»
Poema a la BRAGA
A 50.000 visitas, 50.000 bragas. ¿Es mucho?
Coming soon!
P.d.: El mismo día que alcance las 50.000 visitas, publicaré un poema dedicado a la braga. Prometo letras en rojo, pudor y mucho calor… Sigue leyendo «Poema a la BRAGA»
Mi caprichoso Placer Oral.
Ya son varios blogs de actualidad los que me han pedido que colabore escribiendo para ellos semanalmente. Hasta hoy lo he rechazado. Por supuesto que me gustaría porque haciéndolo, se abre otra vía para que se conozca mi vida literaria. Sigue leyendo «Mi caprichoso Placer Oral.»
Inacabada. Con Tony Bennett y otros hombres.
Una habitación demasiado grande sin escalones, donde los pomos de las puertas, más bajos de lo habitual, me hacen dar cuenta de que es para minusválidos. Y es que no queda alojamiento en una Italia pletórica de sol, más gafa de pasta de lo políticamente original, algo de experimento y mucho arte inacabado…, como a veces parezco sentirme yo…

Exactamente inacabada, así puedo llegar a sentirme hoy. Desde luego, ya no soy una niña pero me siento como si aún estuviera modelándome entre las pantallas frías que se deslizan veloces al son de Bennet. No pueden tocarse y yo intento pasar tímida entre los barrotes que forman esos screens gigantes y es que quiero terminar de averiguar quién soy. Pero los hierros son infinitos y bailan casi mejor que yo.
A veces, al levantar un pie, veo flashes seleccionados de mi pasado, de antes de ayer pero también de hace muchos años. Los más grandes me asustan, dibujan museos de miedo y trauma. En casi todos ellos la luz del sol que capturó el fotógrafo, forma la imagen fija enmarcada en mi memoria. Y a veces a esa luz del cuadro atirantado entre las barras gélidas, se añade la que se cuela torrencialmente desde la cubierta acristalada de vidrio. La mezcla de resplandores hace que me tambalee. Antes de caer, atisbo al fondo una posible salida. Salto.
Pero aparezco en otra sala. Es oscura y, sin saber por qué, siento vértigo. En ese momento la psicosis se apropia de mi vagina cuando veo aparecer en pantallazos de ordenadores muy viejos algunos de los hombres de mi pasado (de mi vida). Hablan todo el rato y se ceden la palabra entre ellos. Tengo la sensación de que se conocen. Sobre una caja de cartón oigo decir a Oscar: — Mara, Mara, ¿me recuerdas? Todos quieren intervenir y hacerme un warning. —¡Como sigas por ahí, te quedarás sola! —dice Luis. Alfredo me sonríe y repite que echa de menos mis risas… Boris aún no entiende por qué lo nuestro terminó, y Basil se arrepiente de no quedarse conmigo en Madrid… Todavía escucho a más y veo caras viejas, muy cambiadas. Tom me enseña cómplice la foto que me hizo desnuda y que fue portada en su exposición del MOMA… Karl me pide perdón por robar algunas de mis historias. Mompati me mira con esos ojos inundados en el Okavango… De algunos apenas recuerdo el nombre. Esos me miran serios, quieren castigarme. Empiezo a asustarme un poco y doy pasos largos mirando solo de reojo. — ¿Qué está pasando aquí? —me pregunto inquieta. Pienso si, en realidad, estarán todos muertos. Me mareo. Sus barbas me quieren dar alcance y siento una ligera náusea. Mientras corro hacia la siguiente sala puedo reconocer la voz del sádico de Juan bramando que quiere volver a follarse mi culo… No quiero oír más, ¡no puedo oír más! — ¡Dejadme en paz! —grito. Pero no pueden oírme porque esas palabras se quedan en mis labios. Soy incapaz de retarles.
Decido irme de una vez. Por fin consigo alcanzar la siguiente sala. Ya solo oigo ruido de fondo. En esta nueva habitación sigo viendo barrotes, aunque ya no cuelgan como guillotinas. Se apilan en estructuras formando cajas y advierto de nuevo flashes, aunque esta vez no reconozco las historias de su interior. ¿Acaso será mi futuro?
La sola idea de tenerlo delante de mí me estrangula el pensamiento y acelero firme hacia una puerta grande galvanizada que intuyo es la salida. Vuelvo la manivela pero no se abre. La aporreo, me quiero ir de una puta vez. A mis golpes, la hoja suena fuerte pero sigue sin abrirse. Estoy sola y nadie va a oirme. Sigo dando golpes durante unos minutos que ya son eternos. Caigo rendida esperando a que alguien venga a abrir la maldita puerta, y es que no pienso volver por la sala oscura… Entonces oigo desde muy lejos, fuera, alguien silbando la melodía de Lookin’ for the light of a new love… Me tranquilizo y es que reconozco la canción. Pero el silbo no parece querer venir a rescatarme porque cada vez se escucha menos.
To brighten up the night, I have you love
…
No oigo nada más.
…
Voy a tener que bailar sola en la oscuridad del pabellón porque Tony Bennett me ha abandonado fuera, en el jardín de Venecia.
Mara Blixen.
(La canción de Tonny Bennett se titula Dancing in the dark).
#vicio01.Sergio M. El hombre que recorre mi cuerpo.
¿Y si al fin me armo de valor y me decido a emprender el camino?
¿Y si consigo recorrer el empeine de tus pies y no caer perdido entre sus dedos?
¿Y si alcanzo tus gemelos sin que me fallen las fuerzas y pago su parada y fonda con mis besos?
¿Y si me deslizo por tus rodillas hasta que la carne de tus muslos detenga mi caída?
¿Y si arrastro mis deseos clavando en sus curvas las yemas de mis dedos?
¿Y si al fin, derrotado, llego a mi destino, tu sexo?
¿Qué me espera entonces, Mara? ¿Qué encontraré tras tu velo?
—
Sexo jamás confeso, muerte y flamenco.
Y llega el aviso de tu muerte. Por fin. No soportaba más la presencia de la puta Decadencia riéndose de ti, y de todos nosotros cada vez que, con sus zancadas negras parsimoniosas, te clavaba la aguja.
Pocas veces enciendo el tocadiscos que me regaló papá. Mozart, y su Lacrimosa requieren respeto. Así que paro de llorar y dejo caer la aguja, una aguja limpia, y aunque punzante, muy diferente a la que impulsa la Muerte. Este es mi pequeño rezo ateo para despedirte, Gran danzón.
Cierro los ojos y escucho la marcha. Puedo dibujar sombras oscuras flotando como una corona sobre mi coleta. Quizás solo sea un rodeo y estén de paso para asentarse en otra cama, o quizás las estoy oliendo porque la siguiente soy yo. Hoy, cada vez que una bandada de pajaritos pequeños levanta el vuelo en Madrid, continuo viendo esa carita sonriente de niño que, sin embargo, escondía en secreto desde el vientre una dermis podrida. Ya han pasado cinco años…
Aunque los pájaros rara vez vuelan de noche, acaba de expandir las alas en el patio quieto de casa uno grande. He decidido que seas tú, Álex. Les diré a esas dos criaturitas que dejas ya cortadas para siempre, que busquen alto…
Y de flamenco y del nacimiento de los dioses también quiero hablar hoy. Del flamenco porque ninguna expresión artística ha sabido expresar mejor el canto de la muerte. A cualquier seguiriya la colma su desnudez, la ausencia de retórica. Su cante triste repleto de sexo jamás confeso, lo hace místico.
Álex, me despido sin parar de bailar en cualquiera de esas fiestas locas que organizabas. Nadie se atrevía a poner fin hasta que uno alzaba la última botella, buscando a quien bautizar como el dios del nuevo día. Te digo adiós de una manera original. Regalándote este vals de José Hierro que canta jondo algo así:
<<Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría no podrá morir nunca>>.
Mara Blixen.
Una cita por SKYPE. Parte II.
Continuación de «una cita por SKYPE, parte I».
Mara: ¿me quito los ligueros?
Claudio: no. Bájate las bragas solo un poco y enséñame ese coño.
Oh, síii, así….
Para.
Abre tus labios superiores y acércate un poco más al ipad.
Quiero ver tu clítoris.
¿Ya está duro?
Mara: y muy mojado cabrón.
Claudio: Acaríciate.
Así… joder ¡qué bien!
Ahora métete un dedo en la vagina niña.
Mara: me gustaría más que lo hicieras tú.
Claudio: ay puta.
Mara: Imagino tus dedos expertos explorando mi entraña.
Uno, dos, tres.
Me estoy mojando cada vez más.
¿Puedes sentirlo?
Claudio: Si pudiera te metería el puño entero perra.
Mara: Aggg!
Empiezo a sentirte.
Jummm, aggg,
Maldito cabrón.
Claudio: No quiero que te corras aún.
Mara: Te estás masturbando.
Claudio: Sí. Quiero que nos corramos a la vez.
Pero antes…
¿Qué tienes sobre ese silloncito de detrás?
¡Cámbiate!
Mara: Es una pieza única de la tienda.
Está bordada con perlas rosas.
Claudio: enséñamela.
Mara: ¿la puedes ver?
Claudio: oh sí. Póntela ahora mismo.
Mara: me encantaría que mordieras cada perlita aquí mismo.
Una a una.
Luego me lamieras los pechos.
Me besaras y…
Ummm…
Me follaras en el suelo.
Claudio: cómprala para la próxima vez que nos veamos.
Mara: es demasiado cara.
Claudio: Cómprala.
Te doy mi tarjeta.
Mara: La dependienta va a flipar con la niña pija.
Si me viera aquí toda empapada…
Claudio: Podrías decirle que entre y te acompañe.
Mara: pervertido.
Claudio: seguro que es otra zorra lame pollas como tú.
Si pudiera meterte un dedito por el culo…
Mara: ¿así?
Claudio: umm…
Ay niña, ¡cómo sabes hacerlo!
Sigue metiéndote ese dedito.
Mara: Me pone mucho explorar mi trasero.
Ya está resbaladizo,…como mi coño.
Claudio: puta.
Mara: jodido cabrón.
Quiero que me folles por detrás.
Claudio: si pudiera.
Mara: he traído una cosita.
Claudio: ummm
Mara. Es rosa fucsia
Larga.
Adivina.
Claudio: ¿vibra?
Mara: sí…
¡sácalo!
Mara. Mira.
Claudio: ¡Guau!
Lámelo como si fuera una piruleta.
Mara: A falta de la tuya…
Claudio: ahora. Métela entre tus tetas.
Así…
Joder…
Junta tus sabrosas tetas, pedazo zorra.
Deslízalo rápido de arriba hacia abajo.
Mara: Aggg
Te gusta lo que te hago ¿eh?
Claudio: ay sí…
Como sigas así me voy a correr ya.
Mara. Yo estoy empapada.
Claudio: Te jodería ahora mismo esas tetas enormes.
Mara: aggg
Claudio: Bájalo hasta tu pubis.
Mara: umm.
Claudio: eres una diosa preciosa que algún desalmado debería follarse ya.
Mara. Y tú no estás aquí.
Claudio: Mara…
Ponte de perfil.
Perfecto. Abre las piernas.
Échate hacia delante.
Mírame.
Levanta el culo.
Métete esa cosita por el detrás.
Te voy a follar ya.
Y me voy a correr en tu delicado trasero.
Mara: Eres un enfermo.
y tú una puta guarra.
Métetela un poco más.
Te estoy follando.
¿Me sientes?
Claudio: Te voy a romper ese culo níveo.
Mételo hasta el fondo.
Mara: aggg
Ummm.
Aggg.
Fóllame.
Claudio: saca y mételo mientras me masturbo.
Más rápido zorra.
Ayyyy
Mara: joderrrrrrr
Claudio: métete un dedo en la vagina y trabaja.
Ahora te estoy follando duramente.
Por detrás…
Ufff….
Y te penetro la vagina con mis dedos.
¿Los sientes?
Mara. Hijo de puta. Siiii Ahhhhh, ummm, aggg
Claudio: me corro Maraaaaa.
Mara: CABRÓNNNNNN
Claudio: Más rápido. Quiero ver esa polla metida hasta el fondo.
Así….
Mara: joder, me corroooooo
Claudio: y yo.
Mara: Me mojo. Me corro…
Claudio: ya veo tus líquidos resbalando por tu pierna.
Guauuuuu. Me corro. Síiiii. Puta, sigue así, síiii.
Diosssss.
Mara. Guauuuuuuuuuuuuuuuuuuuu.
Claudio: guauuuu.
Mara: ………
Claudio: ………..
Mara….
Mara: Claudio……
Claudio: Eres maravillosa.
Mara: sí. Una puta maravillosa.
Tú haces que me comporte así…
Claudio: eres tú quien me provoca estas cosas.
Me encantaría poseerte siempre.
Cada día…
Cada momento…
Mara: me tengo que ir.
La dependienta debe de estar mosqueada.
Claudio: claro. Nos vemos pronto.
Cuídate.
¿Mara?….
EXTRACTO DE PULSE MARA.
El ardor de Mara.
Tengo muchas ganas de escribir pero no sé cómo ensuciar la hoja en blanco. Siento un ardor dentro de mí tan palpitante que hierve mi cuerpo. Anhela salir pero aún está merodeando con contenida vehemencia por la capa más interior de mi piel. Percibo cómo recorre de un modo vivaz el torrente rojo de mi organismo haciendo despertar cada víscera. Ahí fuera hace frío, todavía es Invierno, pero en mí la Primavera brota ya incansable…
¡Vaya! He conseguido dibujar tímidamente en la hoja en blanco, aunque en realidad mis palabras hoy son torpes (estoy vaga y…, muy cansada).
En ocasiones, el silencio describe mejor ese ardor. La mudez me embriaga y es mi mejor utensilio de expresión. Es la palabra perfecta.
Os dejo un enlace a la Consagración de la Primavera de Stravinsky. Son muchas las versiones coreográficas bailadas pero hoy he elegido a Maurice Béjart.
Mara Blixen.
El sexo de las 4 torres
Y ¿por qué coño me he puesto un gin-tonic ahora? No es un día para eso. Sobre todo cuando vuelves de correr…
…Mientras lo hacía con una luna gorda en decadencia, ha salido de refilón, en la lista de spoty, Amy Winehouse; a veces me pasa; cuando corro, el sonido de la música tan directa en el oído, intimida tanto que hace que pierdas el ritmo ortodoxo de la pisada de atleta. Y es que, aunque quieras seguir recto, empiezas a zigzaguear, levantas de repente un brazo irrisorio Hip-Hopiano y, hasta eres capaz de saltar a dos pies los bancos del camino sinuoso del lateral de las cuatro torres…
Si por mi fuera, en esos momentos, inventaría un nuevo estilo de running,
Lo llamaría dance-running…, shaking-running…, twister-running,…Graham-running…
¿Cuál suena más pegadizo?…
En realidad, me da un poquito de vergüenza que me vean haciendo aspavientos inconexos con mi anorak naranja. Pero no puedo evitarlo. Cuando eso ocurre hasta tal punto que pierdo el sentido y ya no recuerdo porque persigo un pie delante de otro, acelero más el paso y termino alcanzado (para esconderme) las callejuelas del triángulo que forma esa barriada ignorada de la Ventilla. Solo en ese momento empiezo a sentirme liberada…, protegida…, incluso siento cierta excitación ahí abajito, como diría un ex.
Pero es que las cuatro torres humillan un poco…, aunque…, eso puede ser una apreciación negativa porque al mismo tiempo, su omnipresencia cartesiana te dice que todo está en ti…., que tú también puedes llegar hasta “ahí arribita”… arribita, arribita con la faldita…
… Ya no suena Winehouse y ahora, casi llegando a casa, es el chulo de Slick Rick el que te dice que el agujerito alto de Norman Foster, ese rascacielos que tú ves lejos, es pasto de “un coloso en llamas” y…., puff, empieza a cargar (Slick) con uno de sus poemas en blanco y negro…
De verás, sueño conque un día todas las barriadas de las ciudades más importantes del mundo sean derrumbadas por la pluma de Rick. Ese día yo seré famosa y, entonces, todos se despertarán con mi silueta desnuda erizándose insultante…, como en la foto en blanco y negro de portada pero «sin» el filtro de un buen grafitero…
MAra Blixen.
Mara, sexo, inocencia y Hotel California.

Some dance to remember, some dance to forget…
Extraigo esta frase clave de Hotel California, una de las canciones más incisivas de mi vida. Al enterarme esta semana de la muerte de Glenn Frey (The Eagles), no daba crédito porque justo el día anterior la bailé obsesivamente, no sé cuantas veces… Me dejé arrastrar desnuda entre el silencio del fin de semana.
Más allá de las interpretaciones satánicas o como metáfora del corrupto Hollywood que algunos insisten en hacernos ver, otra cosa tiene esta canción que me hace vibrar. Y aunque no viene al caso, dejo caer que siempre he puesto a Hotel California y Summertime en el mismo rincón de la estantería. Hace años no sabía por qué escuchaba tan compulsivamente estas dos canciones. Aun siendo muy diferentes, para mi algo tenían en común. Ahora, después de dejar rozar el aire fresco de la carretera en mi melena larga tantas veces, ya empiezo a entenderlo.
Cuando apenas era una niña y la escuché por primera vez, se me caló dentro. Busqué la letra y me la tragué. Siempre preguntaba a los mayores por su significado y yo no paraba de soltar disparatadas opiniones para ver los comentarios… Nada me convencía.
Un día, cuando ya estaba pisando el umbral del universo adulto entendí cuál era el significado para mí. Sabía que el mundo mágico que estaba a punto de descubrir cuando apenas me empezaban a crecer los pechos, me iba a gustar mucho más a que a cualquiera de mi edad. Siempre fui precoz. (Entonces ya había leído todo del esperpéntico y genial Valle-Inclán). Estaba dispuesta a no pasar desapercibida, y era tan osada que me disponía a inventar una nueva juventud de vanguardia.

En verano, organizaba fiestas pink en la playa; era asidua a tertulias extravagantes donde, entre aquellos hombres barbudos, mi minifalda cortísima no pasaba desapercibida, y siempre estaba rodeada de amigos, de pretty, pretty boys… Cuando llegué al Hotel California, yo misma quise pagar por conseguir la habitación “mirrors on the ceiling (espejos en el techo)” más exclusiva… La vida corría alegre y era fácil, so easy…
Pero, en ocasiones me despertaba en salas oscuras sin casi conciencia, a veces asustada. Entonces, parte de la melodía que escuché muy jovencita, venía a saludarme en susurros, como una canción de cuna,…You can check-out any time you like, but you can never leave…
Es como si fuera la favorita de Glenn Frey y él mismo quisiera alertarme de que, una vez dentro, ya no podría volver a la candidez de la adolescencia. De que tenía que saber que eso sucedería, evitando así sentirme prisionera cuando, algún día, quisiera correr en otra dirección.
Oficialmente estaba avisada y por eso no era justo que llorara. Nunca me quejé, ni una sola vez. No recuerdo si fue en la sala de banquetes cuando decidí que, si el hielo del champagne volvía a sacudirme, en vez de correr, bailaría…
Some dance to remember, some dance to forget…
Y ahora que aún soy joven, y que me consta que la inocencia más perversa busca nuevas almas pero no la mía, voy a escribir una canción nueva para todos. Esta dirá algo así como que el Hotel California ha sufrido un colapso y se ha derrumbado. Entonces, otras generaciones volverán a recuperar la inocencia cuando quieran y no tendrán la necesidad de bailar para intentar conseguirlo, pese a las arrugas que le salgan a la bestia…
Mara Blixen.
(Os dejo la letra de la canción).
«Hotel California»
On a dark desert highway, cool wind in my hair
Warm smell of colitas, rising up through the air
Up ahead in the distance, I saw a shimmering light
My head grew heavy and my sight grew dim
I had to stop for the night
There she stood in the doorway;
I heard the mission bell
And I was thinking to myself,
«This could be Heaven or this could be Hell»
Then she lit up a candle and she showed me the way
There were voices down the corridor,
I thought I heard them say…
Welcome to the Hotel California
Such a lovely place (Such a lovely place)
Such a lovely face
Plenty of room at the Hotel California
Any time of year (Any time of year)
You can find it here
Her mind is Tiffany-twisted, she got the Mercedes bends
She got a lot of pretty, pretty boys she calls friends
How they dance in the courtyard, sweet summer sweat.
Some dance to remember, some dance to forget
So I called up the Captain,
«Please bring me my wine»
He said, «We haven’t had that spirit here since nineteen sixty nine»
And still those voices are calling from far away,
Wake you up in the middle of the night
Just to hear them say…
Welcome to the Hotel California
Such a lovely place (Such a lovely place)
Such a lovely face
They livin’ it up at the Hotel California
What a nice surprise (what a nice surprise)
Bring your alibis
Mirrors on the ceiling,
The pink champagne on ice
And she said «We are all just prisoners here, of our own device»
And in the master’s chambers,
They gathered for the feast
They stab it with their steely knives,
But they just can’t kill the beast
Last thing I remember, I was
Running for the door
I had to find the passage back
To the place I was before
«Relax, » said the night man,
«We are programmed to receive.
You can check-out any time you like,
But you can never leave! «
Camas calientes…
Estoy triste…, a lo Woolf; y eso no es precisamente consolador. Las piedras pesan, cada vez más… Yo nunca llevo vestidos largos como ella así que al no caberme en los bolsillos, las debo meter en el lóbulo de las orejas, ese órgano necio… Cuando están dentro suelen apretar. Molestan; a veces, como hoy, se arriman un poco de más y me termina doliendo tanto la cabeza que me pregunto por qué no se juntan del todo y barren mis pensamientos hasta arrasar con ellos. Pero no es así y entre las culebrillas del cerebro apareces tú para decirme que este dolor se pasará, que no dude en que voy a aguantar. Me aconsejas que busque consuelo en mi propia alegría, que invente una nueva aventura, que me la juegue otra vez…Pero es que ya no quiero ser valiente. Lo que quiero es QUE VU-EL-VAS… ¡MALDITA SEA! ¿Por qué no podemos tomar otro ron más? Háblame, por favor… No seas cabezota como la última vez, vuelve y hazlo una vez más. ¿Sabes que Luis ha traído tu ron favorito?… ¡Cómo me gustaría volver a discutir contigo sobre los tiempos modernos, sobre la uva, sobre el último invento que se te ha ocurrido y del que estás convencido, nos va a hacer millonarios…! ¡Cómo me gustaba emborracharme en las lunas de La Herradura contigo! Todos se iban a dormir y quedábamos tú y yo, filosofando en bajito, como de hombre a hombre… (Joder, ¿Por qué no avisaste antes? Si ni siquiera me dirigías la palabra cuando te moriste…).
A veces, cuando, al escuchar una de las historias de mis viajes, de mis novios, te sonreías echando una calada placentera a tu puro, yo me sentía orgullosa. Siempre decías que solo unos pocos elegidos podrían llegar a comprender el verdadero “meaning of life” (*); por supuesto, uno eras tú y es probable que vieras en mí que uno de tus hijos, al menos se había enfrentado a lo esencial, que un trocito de tu estela continuaría; y ese pensamiento te aquietaba…
Pero es que tu luz se ha ido…, lejos…, de repente.
Y cuanto más lejos viaja, más miedo tengo…
…
Ahora busco en camas calientes algo de sosiego que esconda el desaliento por tu pérdida; pero el roce obsesivo con la carne no hace más que agrandarlo.
Mara Blixen.

(*). Os recomiendo este librito de filosofía de Terry Eagleton sobre la búsqueda de la felicidad. En español, el sentido de la vida.
ME FOLLAS y te digo adiós…
Estoy preparándome para esta noche, para nuestro ácido encuentro. No sabes aún porque lo será… Tú no enciendas las velas, ni prepares esas sabrosas ostras con las que te gusta mimarme…
En cuanto suba el último tramo de la escalera y sienta tu cercanía al recibirme, mi estómago va a tensar sus hilos hasta doler. A continuación, levantaré la mirada buscándote y en cuanto percibas mi rostro de disimulo contenido, sabrás que, esta vez, por mucho que lo desees, no podrás escaparte…

Pero, ¿cómo puedes estar al lado de alguien que sabes que no te quiere? ¿Qué, en tan poco tiempo, ni siquiera te desea ya? ¿Qué me sientes ausente cada vez que me follas?…
Ahora que escribo “me follas”, me doy tanta cuenta de que en estos meses en realidad, no he sentido…, rien… Quizás he buscado el calor en ti por necesidad, por el fuerte vacío que estimula la orfandad. Tú te has atado a él, manipulando mi ebriedad para confundirme y, de ese modo hacerme pensar que podría estar enamorándome de ti. Sin embargo has caído en tu trampa porque el ratón, si no tiene hambre no busca alimento. Simplemente come lo que sea…, lo que le dan, lo que me das… Y aunque me sirvas en plata lentejas de caviar, me verás envejecer deprisa. Lo haré, aunque con un poco de atención, podrás sentir cómo me resisto a ello. Lo verás en el brillo cada vez más cenizo de mis ojos, que dibuja con lentitud un deseo de agotamiento en tu ánimo por mi indiferencia… Y quizás también un golpe de efecto. Y justo, cuando empiezo a sentir en mi cuerpo la pérdida real de impulso sexual, aparece Jean. Un mensaje; hay una posibilidad, después de mucho tiempo, de volvernos a ver.
De repente, vuelvo a tener muuuucho hambre, ¡muchísimo! ¡Maldita sea! ¡Quiero esas lentejas de caviar!, pero no contigo…
De momento me contengo y decido no contestar. Por el respeto que tengo a nuestra relación te debo, al menos, fidelidad. ¡Siempre he sido fiel! Siempre… Decliné la invitación de Eduardo a la exquisita Sicilia por ti pero… Me ducho, me masturbo y no encuentro el modo de calmar la ansiedad. Me voy a nadar… No es suficiente. Decido pasear por el parque abrupto de La Ventilla. Durante más de una hora la palabra fidelidad me golpea con sequedad el pendiente… No sé qué hacer…Conduzco el paso hacia el árbol cuya corteza, tiempo atrás rasqué con mi nombre y me acomodo en el suelo junto a él. Cierro los ojos.
Inoportunamente aparece mi padre muerto. Un pensamiento frugal. ¡Justo en ese momento!… Toda mi vida espantándome de sus escarceos amatorios y, tras el corto tiempo que su imagen fantasmal está presente, inexplicablemente decido ver a Jean.
…
Después del palpitante encuentro con él, he vuelto a comer el pienso que te empeñas en darme cada día. Hoy no me cabe más así que me voy. (Con pena porque echaré de menos tu amistad).
Para dejarte, me inventaré otra historia algo falsa y mucho más simplona que la que he contado aquí. Por supuesto, no me creerás pero cualquier cosa que te diga será bienvenida. Sabes que esta vez no me podrás convencer.
Adiós. Ahora debo buscar otros labios qué amar. Tengo que estrenar esta preciosa barra de labios…

Mara Blixen.
50 SOMBRAS DE GREY Y 50 REGLAS PARA FOLLAR. Parte II.
Continuación parte I.
Cuando dos personas buscan un encuentro sexual esporádico (sin pagos mediante) deben ser conscientes de varias cosas. Uno: aunque no haya amor tiene que parecerlo. Dos: se deben explorar cosas nuevas, siendo más creativos de lo habitual (el sexo convencional que se quede en casa, si lo hay). Tres: los mimos y abrazos son muy importantes. Cuatro: hacerle sentir al otro que no solo buscas sexo, que también le aprecias, que le respetas y te interesa lo que te puede contar. Lo que quiero decir es que para que el sexo ocasional funcione tiene que convertirse en algo extraordinario, en un momento mágico de entrega entre dos personas que, aunque no se aman tienen que entregarse al erotismo por el enorme respeto que sienten, no por el otro, sino por el sexo.
Puede parecer sencillo pero Mara solo lo ha conseguido con “el inglés” y al salir del cine, con Christian Grey. Claro, a su manera con unos cuantos latigazos rítmicos. Eso es lo que nos atrae de él. Él no ama, folla pero folla con rotundidad, ¡con seriedad joder! Se entrega al sexo.
Y, pobre de él, porque aunque no lo sabe cuándo se folla a Anastasia la está amando. Ella así lo siente. Aunque no apruebe los azotes le gusta porque se entrega por completo a él. No olvidemos que si el cocktail funciona es porque el guion enseña una historia de amor, no de sexo. Y eso mismo debe parecer entre dos personas que buscan placer en matrícula.
Para los que no entiendan lo que digo se me ocurre una tabla de cincuenta (quitando el cero de atrás se quedan en cinco) comportamientos esenciales para hallar la noche perfecta.
REGLAS DE LOS AMANTES PASAJEROS.
Número uno: Quitarse la ansiedad por penetrar. ¡Por Dios! Es tan básica que aún me cuesta entender que un hombre pasado los treinta no la haya aprendido. Empezar así una noche pasajera de placer es lo más anti erótico para una mujer. El hombre que rápidamente va a la penetración, rápidamente experimentará la eyaculación. A ese hombre hay que quitarle el título de amante pasajero inmediatamente porque no llega a los mínimos.
Regla número dos: Mimarse el uno al otro (POR IGUAL). A todos nos encanta sentirnos queridos y eso aplica también en una relación espontánea. No lo olvidemos. Si no estás de acuerdo con esta regla busca una puta y punto. Recuerdo uno, artista claro, que en el segundo encuentro me suelta eso de que “tenía que mimarle mucho”. ¿Cómo? Pensé yo. Que una rica heredera treinta años mayor que el frágil Charlie Parker cuidara de él hasta su muerte es una cosa pero ¿que han visto algunos en mí para darme ese rol?… Quizás es que no ven nada, no porque no quieran, es que no pueden. Solo pueden verse a sí mismos (y a su polla). El amante perfecto buscará un equilibrio entre la parte afectiva y la calidad del contacto sexual.
Regla número tres: No quitarle el juego de lencería en el primer asalto que con tanto esmero se puso para ti. Es más común de lo que creemos. Un consejo. Juega con las telas carísimas que ella ha comprado esa misma tarde. Besa las tiras de sus ligueros, muérdele los pezones por encima del sujetador… También dile que se meta sus deditos entre las telas rojas del culotte mientras la observas con descaro. Empezará a gustarte. Ella se sentirá enormemente deseada y se irá soltando… Recuerda lo siguiente: Cuando una mujer se suelta, ya no tiene límites. Se entrega.
Regla número cuatro: Prolongar los juegos sexuales. La mujer necesita de seis a nueve minutos para alcanzar el orgasmo, pero la gran mayoría de ellos lo hacen en tres. Para ello es clave fantasear, jugar, hablar. Échale un poco de vino en el pecho y chúpaselo mirándole con mucho deseo. Alargarás el momento de la penetración y conseguirás acercar esos minutitos de diferencia. Por ese camino, ella se sentirá excitada, aceptará (como he dicho antes) y comenzará a entregarse. Y cuando esté lista, entonces será más fácil que alcance el orgasmo al comienzo de la penetración. Pruébalo. Con un poco de suerte, seguramente lo alcancéis juntos.
Regla número cinco: Hay algunos fanfarrones que tienen el vicio de hablarte de su gran pericia en la cama. ¡No te creas una palabra! Alguno encontré que al decirle que le veía con cierta destreza, se creció inmediatamente y empezó a hablar de que le importa tanto el placer de la mujer que había estudiado aquello del sexo tántrico. ¡Qué bien! Al cuarto o quinto encuentro, cuando el interés por tu persona empieza a menguar y ya solo busca tu agujerito, te das cuenta de que lo máximo que ha hecho ha sido leer sobre el tema en un artículo en GQ. Un amante experto en tantrismo siempre tendrá un comportamiento enormemente generoso y el fanfarrón se descubre antes de lo que él cree.
Lo siento hombres que me leéis pero escribo esto desde el enfado porque las expectativas que tenía puestas en mi último amante pasajero explotaron en mi cara enseguida y me ha dejado dos días de amargor. Ahora que estoy atravesando un momento vital enormemente rico, esta manchita no me la esperaba. Quiero decir que os adoro, que respeto enormemente vuestra manera de ser. Que tenéis que ser mucho más egoístas que nosotras para sobrevivir en esta sociedad dura que no os permite enseñar la vulnerabilidad, y mucho menos llorar. Pero por eso precisamente a las mujeres de todo el mundo nos gusta Christian Grey, porque es frágil y se lo enseña a Anastasia desde el primer momento. No la engaña, le dice que en el cuarto rojo del dolor, ella sufrirá físicamente, pero le advierte de algo: Le va a gustar. Y claramente le gusta pero solo por una razón, porque ella sabe que él en el fondo la ama y entonces consiente y se entrega.
Ahí está la clave, deja si quieres el egoísmo para tu profesión, ama a todas las mujeres, y especialmente ama hasta la extenuación a las amantes de tus encuentros pasajeros, porque al no haber tantos intereses creados, solo en esos encuentros, el sexo se presenta desnudo, auténtico, se alza como centro indiscutible de nuestra vida.
Mara Blixen.
El pene del Papa.

Lee lo nuevo de Sharon Olds aquí.
Hoy voto por la poesía, por el sexo, por los escritores que me importan, por Sharon Olds. Porque, de algún modo, cuando la leo me identifico con ella. Veo su larga melena y me veo a mi. Directa, sensitiva, atractiva, vital. Ella baila…, yo bailo. Ella escribe, yo lo hago. A muchos sorprende e incluso cabrea la naturalidad con la que habla de sexo. Sin embargo yo la entiendo y se que su prosa nace del coño. ¡Qué fácil lo hace!
MAra Blixen.
Prefiero FOLLAR entre risas…
ME encantaría poder contaros que esta noche tan tan esperada ha sido inspiradora, flotante, colorida y chispeante… Pero no; todo se quedó en un juego de intenciones feo y gris.
No fue inspiradora porque después de un esperado encuentro de uno de mis lovers castellanos no me he sentado a escribir, excitada aún por el olor perdurable a sexo, con cien ideas disparatadas para resolver el misterio del guante verde aparecido en la segunda estantería de la biblioteca.
Tampoco fue flotante porque…,no floté. Carajo, no lo hice en ningún momento…
Ni siquiera colorida. Cuando mi lover se lanzó a mi vulnerable cueva como un torpedo de la segunda guerra mundial intenté persuadirle de que todo no es open and close, un blanco y negro… De que entre todos los colores del arco iris justo hay que elegir los que están en el medio, bailar con los verdes, morder con los rojos intensos, acariciarse con un tímido azul turquesa… Todavía hoy, pasados tres días, siento que no comprendió nada… Tal vez allá en los campos de castillos, todo lo envuelve un ocre negruzco…
Y lo más pardo es que no fue chispeante. Eso sí me decepcionó porque ¿qué es el sexo sin alegría? Alguien dijo que la felicidad, en la mayor parte de las personas alegres, es el resultado de una tenaz disciplina. Yo soy enormemente disciplinada en mi vida y en el sexo más porque es donde me siento más yo. Y follando alegremente es la única manera de encontrar la plenitud individual, la felicidad…, O ¿no?
MAra Blixen.
Escribe en la caja negra del SEXO…
Cuando no salen las palabras adecuadas uno se asusta. Te pones a leer a los grandes para ver si encuentras la inspiración. Eso es aún peor porque te das cuenta de que nunca alcanzarás ese estado de gloria. Y te preguntas por qué escribes. Es más, porque escribes de sexo…
Los que han leído parte de mi novela (algunos, la novela entera) me dicen que utilizo el sexo tan solo como un utensilio para llegar a la caja acorazada del personaje. A su esencia, a lo que nadie quiere enseñar, y que lo consigo de una manera poco convencional, o al menos, muy particular.
Marta me dijo que rasco en las venas negras atravesando un cuchillo en lengua, con extraordinaria impulsividad y alegría. Que consigo un ‘catwalk’ de Lacroix a través de la más patética simpleza. Y que eso al fin y al cabo es lo que hace a cualquier escritor digno de ser respetado.
Es posible que haya una razón que explique porqué centro mis historias en el sexo. Por qué desde pequeña me impactaron tanto pelis como Last Tango in Paris…, Eyes wide shut o más recientemente, Shame… Que quizás, escribir de sexo es una consecuencia natural de lo que soy… Es más. Diría que sé cuál es la explicación, pero eso se queda en la caja…
Mara Blixen.
¿Has follado alguna vez en un probador?
Solo añado una sugerencia:
Confieso que yo lo he hecho y es muy pero que muy excitante. Más si lo haces en una tienda de la calle Serrano con un vestido de 5.000 euros encima (que no vas a comprar) mientras te lo hacen. Pero desde luego, a partir de ahora, lleva una máscara encima cada vez que vayas a ir de compras…
MAra Blixen.
Píncha aquí si quieres saber más sobre el video viral del probador de Pekín.
¡En la última entrega de 50 sombras, Dakota es una muñeca hinchable!
Pínchame para saber lo último de la CUARTA ENTREGA de 50 sombras de Grey
No pienso correr el jueves a comprarlo. No podría leer la cuarta entrega porque no lo hice ni con la tercera ni con la segunda. A duras penas leí la primera porque,sin meterme con el guión ni con la autora, no pierdo el tiempo cuando no hay literatura de la buena. Ahora sí, me encanta que haya saga del guapo Grey para rato porque eso ayuda a que el sexo, tan esencial en nuestras vidas, empiece a verse de un modo más natural. Se lo debemos en gran parte a E.L. James.
Mara Blixen.
Y jugué a tocarme el coño…
Los domingos cuesta desperezarse. Este aún más. Ayer llegué a casa después de bailar hasta la extenuación en ARTS CLUB, MAdrid (gente guapa con pistolas de agua, alcohol y mucha, muchísima alegría por vivir) y caí en la cama con mis tacones dorados sin quitar y completamente desnuda. Abracé las sábanas en toda su extensión y jugué a tocarme el coño con suavidad hasta penetrar en el sueño lascivo de mi sexo. Hoy me despierto «lazy» porque los domingos cuesta tanto desperezarse…
MAra Blixen.