Hay dos cosas con las que tengo que vivir. Sentir mi cuerpo desnudo y bailar.
A veces solo necesito palpar mi piel, rozarla para, de ese modo, tomar conciencia de mi desnudez y conseguir una pizca de la tranquilidad que necesito para calmar la angustia. Para lo segundo, me hace falta solo un paso dancístico. La música, muchas veces suena solo dentro y entonces despierta una mano que repite una melodía que viene de la playa. Y así me desvanezco, no siento el vacío, me pierdo, me drogo gratis, y disfruto.
En este pequeño vídeo de la artista Yanis se unen las dos cosas. Lo miro y sin mover un dedo, bailo. Hipnótica y parada, empiezo a sentirme desnuda sin quitarme el acogedor jersey Max Mara que ya he sacado otro invierno más del armario. Me toco sin moverme, bailo sin las puntas y mi coño ya está dibujando una coreografía con el movimiento sincopado de las dos bailarinas. Se quiere acercar a ellas. Les habla, las seduce. Les dice: – ¡Bailad dentro de mí! ¡Tocaos! ¡Follad! Ellas se dan cuenta de mi latido y coquetean más, elevando el monte de Venus que tratan de esconder. Me dan la espalda pero saben que estoy buscándolas. Me miran, se ríen de mi vagina hiriente que desea joder con ambas…
La música deja de sonar, ellas dejan de bailar. Ya no se tocan, y es entonces cuando mi mano, antes quieta, resbala hacia abajo, un poco más abajo…
Mara Blixen.