Sexo, barro y belleza.

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—Hola, ¿qué tal estás?

—…, con los pies en el barro…

— ¿Qué quieres decir, Mara?

—Bueno. En realidad, preferiría un campo de trigo bien luminoso, y además…, sentir la pisada crujiente del campo… Sé que eso es mucho pedir, así que me conformaría con pisar…, asfalto. Pero…, tengo los pies ahí; enganchados al barro; como si fuera ese moco verde de las pelis de héroes que se estira y estira y estira, pero nunca se rompe…

—Entiendo…

—A ver,  peor  sería que me estuviera hundiendo en el barro. Solo estoy ahí. En territorio neutral… Sí. Más o menos,  en territorio neutral porque,  tengo la suerte de que el barro nunca pasa de la línea del tobillo… Así que no está naaaada mal. Desde que vengo aquí, en realidad ese es mi estado…

—Ya…

—María, acabo de darme cuenta de que esa es la mejor explicación que te he dado hasta ahora para decirte cómo me siento desde…, bueno , ya sabes…

—No exactamente. Dime.

—Bueno, desde que he tomado conciencia de dónde estoy.

— ¿Sigues con temor? Todavía no eres capaz de confiar en mí, ¿verdad?

—Aquí debo ser sincera ¿no? Pues, Voila! Dime que soy una pesada pero es que no soy capaz de…

—De confiar en nadie…

—…

—No te preocupes. Entiendo tu frustración. Para mí no eres una pesada. Sé que te cuesta, e iremos poco a poco. Y no te preocupes por las etiquetas. No estoy aquí para juzgarte. Solo te quiero ayudar.

— ¿Ayudar?… ¡JA!

—Sí, ayudar.

Merde!!!!!! Nadie ayuda a nadie… Eso es la gran mentira de la sociedad…

— ¿Eso crees?

—…

— ¿Mara?

—….

— ¿Qué crees que hago yo entonces?

—…

—Dime.

—… Aunque nunca me concedas nada, déjame que te haga una pregunta. ¿Qué es lo que crees que hace, por ejemplo…, mmm, un buen diseñador, cuando busca como obseso la belleza?

— ¿Qué crees tú?

—No, no, nooooo. ¡Diossss! Contéstame aunque sea una vez. Tampoco es tan difícil. ¡Solo cinco minutos de diálogo!

—De acuerdo. Creo que es obvio.

—Nooo. Diossss…. ¡Nada es obvio! ¡Todo es una gran mentira! El que busca la belleza, lo que en realidad hace es rechazar al animal de mieeeeerda que lleva dentro. ¿Por qué nadie lo ve? … Pero si solo somos pu-tas besssss-tias disfrazadas de Balmain! Buscamos la belleza, sí, pero solo para ensuciarla; mejor aún, para marchitarla. Y más sabroso, cuanto más poco a poco… Ella, La Gran Belleza, Ella, Tan Amada…Bla, bla, bla… Husmeamos… Husmeamos en ella hasta el paroxismo solo por el afán sádico de relamernos cuando conseguimos profanarla. Por eso…, ¡por eso el sexo mueve el mundo! …  Por eso, una mujer bella se sabe poderosaaa…

—Ya veo… Inquietante reflexión, Mara.

—Sí… Ahí es nada…

—Entonces, si haces esta asociación entre la animalidad y la belleza, ¿qué es lo que crees que hago contigo en vez de ayudarte?

—Pues déjame decirte con todos mis respetos, que, de momento, no lo estás consiguiendo…

—Mara. Creo que vamos por el camino correcto…

—Ya…, bueno, me voy…

— ¿Hoy no eres capaz de aguantar ni diez minutos?

—Lo siento; me voy…

—Vamos. Hablemos un poco de la belleza. ¿Tú has sentido ese poder?

— ¡Ja!

—Dime. ¿Quieres

—Perdona que te interrumpa pero me voy; Ya está… Me voy con mi barro… Adiós, y lo siento de verdad… Adiós. Lo siento, lo siento… Adiós. Gracias. Adiós.

—Adiós Mara.

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Mara Blixen.

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