El ruido se clava en mi coño…

Primer mordisco golden y una tormenta voluptuosa afuera.

El olfato respingón que tengo hace que me levante de la hamaca espontáneamente y decida seguir leyendo en el dormitorio rosa. Me excuso con la incomodidad del leve brío que resbala a nuestros pies y me quedo dormida en la tercera línea. En la diagonal de la séptima, Dios creó el agua y abrió mis ojos que, pasmados, contemplan el baile de tambores; esos que mis lóbulos olían en la primera línea. Los platos machacan las libélulas, las tortugas corren y un saltamontes solitario muere. El jardín amazónico de la casa de invitados se despierta algo enfadado por la repentina visita. Las ardillas y Chewe (el perrito-gato que en dos días se ha pegado al pie) corren a esconderse y es que no tienen la suerte (¿?) de entender la tormenta. Yo descorro la cortina y como la Alicia del cuento, atravieso la calmosa familia para perderme en mi fantasía.

Las primeras líneas las escribo a medida que me quito la ropa; con cierto nervio por  la droga que me espera; con calma porque solo así uno se prepara bien para el banquete. Y es que quiero que la sangre que va a brotar de mi cuerpo al atravesar el cristal que separa los dos mundos, se mezcle con la lluvia tropical y la ensucie. De otro modo no podría disfrutar del aguacero sin sentir culpabilidad. No tendría derecho ni a mirar. La verticalidad y tronada de la lluvia es perfecta. Alcanza la pureza. Frente al espejo desnuda contemplo el exterior una vez más antes de saltar. Si consigo corromper los copos acuosos con mi sangre impía, podré fluir con maravilla entre las palmeras.

Bailar,

Flotar,

Sentirme viva…

mara-blixen-lluvia-erotismo-novelaLlueve tanto que el ruido se clava despacio en mi coño. No estoy en disposición de retirar la navaja. Me excito. Me estoy excitando con los bríos que se enredan en mi melena mientras me desplazo como un globo escapista. Estoy caliente así que algo tendré que hacer para alimentar el eco de mis entrañas. Deslizo mi mano por el cuerpo mojado y mezclado con la sangre que brota de pequeñas heridas. Las gotas salpican el césped; me gusta el sabor. Y la lluvia golpea mis pezones fuerte, como cuando él me los muerde. Los toco, siento el ardor, después su mano férrea pellizcándolos. La perla se endurece. Me hincho abajo.

Deseo,

Calor,

Conmoción,

Un orgasmo de aceite.

El momento es apolíneo…, después diabólico; por mi afán de derruir todo. No sostengo. Alarga el disfrute Mara, alarga el disfrute… Pero estúpidamente me olvido de la belleza que envuelve este instante que he creado solo yo, y caigo sobre la hojarasca amontonada en la inutilidad del empeño por seducir de nuevo a otro cabrón con poder.

Ha dejado de llover. Me siento atrapada por la oscuridad que ahora cae violenta del cielo.

Mara Blixen.

2 respuestas a “El ruido se clava en mi coño…

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  1. no me entraña el perrito gato corra a esconderse, se te lle tan encendida que el cuerpo de bomberos entero no bastaría para lavarte a conciencia el pelo.

    Kissss y Kissss

    (A, alguien me dió como span y los comentarios se me van a esa bandeja, a ver si este se queda)

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